viernes, 13 de marzo de 2015

El faisán enjaulado.

"Encontrar comida no es fácil para un faisán salvaje, debe andar hasta diez pasos para encontrar un simple gusano, e incluso cien para una mísera gota de agua...pero todo esto es preferible a estar encerrado en una jaula."
Así empieza el cuento de Zhuang Zi. En esas tres simples líneas, ya ha conseguido trasmitirnos toda la fuerza del mensaje que espera trasmitir. Pero la historia no acaba ahí. A continuación, nos narra los lujos de los que este faisán podría disponer si aceptara vivir en cautividad: no le faltaría absolutamente de nada. Bebería y comería a gusto y disgusto. Su vida sería "plena", Un sueño. Un sueño hecho realidad a cambio tan solo de su libertad. Suena ridículo, y sin embargo, es el planteamiento que estructura nuestra sociedad actual. No se libra ni oriente ni occidente. Ni la izquierda ni la derecha. Cualquier planteamiento político-social actual quiere vendernos aquel castillo de humo. Te darán comida, te darán protección, te darán trabajo. Simplemente cambia el envoltorio en el que esperan vendértelo.  ¿Y a cambio de eso? Tu insustancial libertad. Tus ocho horas diarias, tus cuarenta años ligado a un terreno que ni siquiera te pertenece, tu esfuerzo constante. Tu vana libertad. Y lo cierto,es que muchos parecen conforme con aquello. Las hipotecas son el pan de cada día. Los trabajos absorbentes y déspotas, las jornadas de trabajo interminables, a cambio de esos metros de espacio intimo que te has asegurado de hacer nombrar tuyo, aunque el banco pueda echarte en cuanto no pagues tu esclavitud mensual.
¿Es esto realmente a todo lo que podemos aspirar? ¿Es esto a lo que debemos rendirnos? ¿Jaulas de mimbre? Quizás, deberíamos empezar a replantearnos si no vale más la pena escoger el camino difícil. Escoger una vía de escape a toda aquella estructura de pesadilla y pensárnoslo dos veces antes de vender nuestro tiempo, nuestra libertad, a cambio de placeres vacíos, de sueños de comodidad y confort. 
Puede que el camino de la libertad no sea sencillo. Quizás tengamos que caminar más de cien pasos para encontrar agua como ese faisán. Quizás debamos renunciar a nuestras camas cómodas y nuestras vidas pre-construidas, pero lo que se obtiene a cambio, no es ningún fantasma de humo: tu integridad tu voluntad y tu naturaleza. Y esto, no es responsabilidad de ningún sistema. La libertad, no se gana o se construye, la posees en cada instante de tu vida. 
No se trata tampoco de coger una mochila y perderse a pasar penuria, esto tampoco es lo que reclama la historia, ni hay necesidad de llegar a aquellos extremos. 
La historia finaliza con otras líneas igualmente elocuentes: "La persona que ignora el valor de su crecimiento personal, nunca disfrutará de los placeres materiales a los que ha renunciado, a día de hoy ¿Cuántas personas despreocupadas conoces?". 
No se trata de rebelarse contra el sistema conformándose en una ideología diferente que te venda un humo multicolor. Se trata simplemente de valorar de verdad el regalo de la libertad. De aprender a disfrutar de la vida sin preocupaciones innecesarias que te aporten caprichos momentáneos. De que hagas lo que hagas, seas feliz con ello por arduo que parezca.

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