En esta historia, la sombra de Zhuang Zi habla con su propia
sombra. Esta segunda sombra, que tiene por nombre Wang Liang, se queja a la
sombra de Zhuang Zi de que no puede seguirle el ritmo: tan pronto camina como
para, después se siente y vuelve a levantarse. Wang Liang le pide a la sombra
de Zhuang Zi que decida qué va a hacer. A esto, la sombra responde que ella no
puede hacer nada al respecto, pues depende de la voluntad de Zhuang Zi. Del
mismo modo, los anillos de una serpiente o las alas de una mosca tampoco actúan
según su voluntad, sino acorde a la de otro. Y aunque la serpiente dependa de
sus anillos y la mosca de sus alas, cuando ambas mueren, ni las alas ni los
anillos pueden hacer nada por sí mismos. La sombra de Zhuang Zi concluye
advirtiendo que el cambio es una ley de la naturaleza: no hay ningún rey
designado de antemano, sino que lo natural es decidir si se es señor o siervo.
Wang Liang, la sombra de la sombra de Zhuang Zi, pide
explicaciones a ésta sobre su comportamiento. La sombra, como buena spinoziana,
se quita de encima la responsabilidad de sus actos y se la achaca a Zhuang Zi. La
crítica de Spinoza a la noción de libre albedrío es una de las más contundentes
de la filosofía occidental: el judío afirma que en la base de la creencia en la libertad no se encuentra
más que la ignorancia. A medida que incrementamos nuestro conocimiento sobre un
fenómeno se reduce la aleatoriedad de sus causas, hasta que en un determinado
momento se alcance un conocimiento que no deja nada a cargo del azar, de la
supuesta libertad.
No obstante, como dice Nietzsche refiriéndose a la noción de
libre albedrío, " el menor encanto
de una teoría no es que pueda ser refutada (...), sin cesar vemos aparecer de nuevo a alguien que se siente con fuerzas
para refutarla aún". Y es que a pesar de los esfuerzos que autores como
Nietzsche, Spinoza o Hobbes dedicaron a criticar sus bases, aún hoy la opinión (a
veces) inconsciente y masivamente extendida es que el ser humano posee libertad
y es en último término responsable de sus actos. Esta idea es incluso uno de
los pilares de nuestro sistema judicial y de uno de los movimientos filosóficos
más importantes del siglo XX, el existencialismo.
No obstante, la historieta acaba con una moraleja confusa:
"El cambio es una ley de la
naturaleza. No hay un rey o un ministro designado. Lo natural es decidir si
eres un líder o un seguidor". Aunque en la historia se admite, con los
ejemplos de la sombra y Zhuang Zi, de la serpiente y sus anillos y de la mosca
y sus alas, que uno no tiene autoridad o control sobre sus actos; la sombra de
Zhuang Zi comenta que se puede decidir
si uno es líder o seguidor. Más bien la
moraleja parece querer dar un mensaje contrario a la historia: no culpes a
quienes no son la causa de tus males, esfuérzate por ser tú mismo la causa de
la solución. A mi modo de ver, esta actitud es, una vez más, una defensa de la
idea de libre albedrío, que, como ya he mencionado, ha sido ampliamente
refutada por los filósofos a lo largo de la historia.
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