domingo, 22 de marzo de 2015

Diálogo con una sombra

En esta historia, la sombra de Zhuang Zi habla con su propia sombra. Esta segunda sombra, que tiene por nombre Wang Liang, se queja a la sombra de Zhuang Zi de que no puede seguirle el ritmo: tan pronto camina como para, después se siente y vuelve a levantarse. Wang Liang le pide a la sombra de Zhuang Zi que decida qué va a hacer. A esto, la sombra responde que ella no puede hacer nada al respecto, pues depende de la voluntad de Zhuang Zi. Del mismo modo, los anillos de una serpiente o las alas de una mosca tampoco actúan según su voluntad, sino acorde a la de otro. Y aunque la serpiente dependa de sus anillos y la mosca de sus alas, cuando ambas mueren, ni las alas ni los anillos pueden hacer nada por sí mismos. La sombra de Zhuang Zi concluye advirtiendo que el cambio es una ley de la naturaleza: no hay ningún rey designado de antemano, sino que lo natural es decidir si se es señor o siervo.

Wang Liang, la sombra de la sombra de Zhuang Zi, pide explicaciones a ésta sobre su comportamiento. La sombra, como buena spinoziana, se quita de encima la responsabilidad de sus actos y se la achaca a Zhuang Zi. La crítica de Spinoza a la noción de libre albedrío es una de las más contundentes de la filosofía occidental: el judío afirma que en la base de la creencia en la libertad no se encuentra más que la ignorancia. A medida que incrementamos nuestro conocimiento sobre un fenómeno se reduce la aleatoriedad de sus causas, hasta que en un determinado momento se alcance un conocimiento que no deja nada a cargo del azar, de la supuesta libertad.

No obstante, como dice Nietzsche refiriéndose a la noción de libre albedrío, " el menor encanto de una teoría no es que pueda ser refutada (...), sin cesar vemos aparecer  de nuevo a alguien que se siente con fuerzas para refutarla aún". Y es que a pesar de los esfuerzos que autores como Nietzsche, Spinoza o Hobbes dedicaron a criticar sus bases, aún hoy la opinión (a veces) inconsciente y masivamente extendida es que el ser humano posee libertad y es en último término responsable de sus actos. Esta idea es incluso uno de los pilares de nuestro sistema judicial y de uno de los movimientos filosóficos más importantes del siglo XX, el existencialismo.


No obstante, la historieta acaba con una moraleja confusa: "El cambio es una ley de la naturaleza. No hay un rey o un ministro designado. Lo natural es decidir si eres un líder o un seguidor". Aunque en la historia se admite, con los ejemplos de la sombra y Zhuang Zi, de la serpiente y sus anillos y de la mosca y sus alas, que uno no tiene autoridad o control sobre sus actos; la sombra de Zhuang Zi comenta que se puede decidir si uno es líder o seguidor.  Más bien la moraleja parece querer dar un mensaje contrario a la historia: no culpes a quienes no son la causa de tus males, esfuérzate por ser tú mismo la causa de la solución. A mi modo de ver, esta actitud es, una vez más, una defensa de la idea de libre albedrío, que, como ya he mencionado, ha sido ampliamente refutada por los filósofos a lo largo de la historia.

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