"Las analectas" de Confucio
A través de "Las analectas" del Gran Maestro conocemos hoy uno de los sistemas
político-social más antiguos y que, bien hoy, podría sernos de gran ayuda para
poner fin a muchos de los conflictos paradójicos, hipócritas, sin ningún tipo
de sentido,… de las sociedades “avanzadas” actuales.
Confucio parte de una idea muy similar a la mantuvo Aristóteles, a saber, el
ser humano es un ser social por naturaleza. Así lo expresa el Maestro:
4.1. El Maestro dijo: «Es hermoso vivir en medio
de la humanidad. Difícilmente es sabio escoger un lugar para vivir desprovisto
de humanidad».
Es más que probable que esto sea así, muy pocos de nosotros querríamos
vivir en la absoluta soledad, la mayoría necesitamos relacionarnos con otros
individuos, por lo menos de vez en cuando. Siendo así las cosas, queda la
pregunta del millón, a saber, ¿cómo podríamos convivir todos en paz? Pregunta
muy difícil de contestar con exactitud y en pocas palabras o líneas.
Uno de los principales puntos creo que es la figura del gobernante, que asemejaría
con la figura del caballero que se nos presenta en “Las analectas”.
2.13. Zigong preguntó qué era ser un
verdadero caballero. El Maestro respondió: «Es quien sólo predica lo que
practica.»
1.14. El Maestro dijo: «Un caballero come
sin llenar su vientre; escoge una morada sin exigir comodidad; es diligente en
su trabajo y prudente en su hablar; busca la compañía de los virtuosos para
corregir su propio proceder. De un hombre así puede decirse en verdad que tiene
el deseo de aprender.»
8.6. El maestro Zeng dijo: «Podéis
confiarle el cuidado de un huérfano, podéis confiarle el gobierno de todo un
país; si lo ponéis a prueba, permanece inalterable. ¿Es alguien así un
caballero? Sin duda, lo es.»
Estas son algunas de descripciones que encontramos de lo qué es “un caballero”
y, posiblemente, no nos vendría mal tener unos cuantos de estos gobernando en
el mundo, sin embargo, actualmente encontrar un caballero ético es de las cosas
más difíciles, tal vez porque llevamos tantos años conviviendo en sistemas
corruptos, degenerados, en los que han prevalecido los intereses de unos pocos,
que han acabado degenerando prácticamente
a sociedades enteras. Tenemos un problema de base, a saber, pretendemos vivir
en sociedades cuando carecemos del sentimiento de comunidad. En casi todos los
países falta ese espíritu de compañerismo, de solidaridad,…en definitiva, el
espíritu mismo de sociedad.
Al ser esta la situación, que podríamos describir como caótica dentro de un
supuesto orden, la solución que se les ocurre a nuestros brillantes gobernantes
es acabar con cualquier problema imponiendo leyes, que reflejan, a fin de
cuentas, la opinión (doxa) de los que
gobiernan. Confucio, al igual que Montesquieu, consideraba que la necesidad de
las leyes era un signo claro de la falta de moralidad en una sociedad, es
decir, que un país que imponga pocas leyes está en el camino para tener una
adecuada convivencia social, sus individuos estarán en el camino de aprehender
lo que implica vivir en una comunidad. Cuando somos pequeños nuestros padres
nos imponen diferentes normas, pero a medida que maduramos y nos hacemos responsables,
las normas autoritarias desaparecen, es decir, no necesitamos que nuestros
padres nos vengan decir que, por ejemplo, tenemos que colaborar en la tareas
del hogar, es algo que entendemos que ha de ser así, si queremos convivir con
otras personas. El gobierno también trata de alcanzar este objetivo, sin
embargo, nos tratan como a niños imponiendo tantas leyes.
Muchas de las sociedades actuales son como un árbol que hubiese crecido, desde
el comienzo, torcido, no se puede enderezar. Sólo queda una opción, cortarlo de
raíz.
martes, 28 de abril de 2015
sábado, 25 de abril de 2015
Confucio como educador.
Confucio
tenía cantidad de discípulos, realizaba el papel de educador y por eso la educación
es un tema de suma importancia en sus escritos. El autor
de las Analectas hacía hincapié en que para aprender primero había que
despertar en el discípulo el interés o él mismo debía tenerlo. Se plantea la educación
no como una obligación, sino una forma de conocer y crecer, algo que se debía
hacer con gusto.
La
educación era una forma de desarrollar los talentos de los estudiantes. Cada
uno de ellos diferente y en busca de nutrir sus capacidades de forma diferente. Es por esto que no hay
una pauta generalizada de estudiar sino que cada uno seguía su camino en busca
de querer seguir aprendiendo.
La
forma de enseñanza de Confucio como podemos apreciar en las Analectas es a
veces similar a la mayéutica, interactúa con sus discípulos a través de las
preguntas. No creía en los grandes tratados para transmitir algo sino que en
breves dosis de sus pensamientos en apariencia de aforismos Confucio invita a la
reflexión una de las partes más importantes de sus enseñanzas.
El
conocimiento no consiste en memorizar simplemente y repetir en el momento
oportuno sino que se interiorice lo aprendido por parte del mismo sujeto
interesado en aprender que comprende y piensa sobre aquello que despierta su
inquietud porque así aprenderá realmente. Llegando él mismo no sólo a
conclusiones sino a sus propias reflexiones. Estos son los silencios a los que se hace referencia en la introducción, Confucio no habla de más, habla la suficiente para dejar una puerta abierta a la reflexión. Calla en el momento oportuno para que el individuo viva en una lección continua, no dejar de aprender y no dejar de preguntarse por qué. Mantiene vivo el interés y la maquinaria cognitiva. Lo que llevará a poner en práctica
lo aprendido en su vida misma. La enseñanza vale también para el terreno
práctico y social. No son simplemente pautas de comportamiento sino que es un
conocimiento que podemos usar a lo largo de la vida.
2.15.
El Maestro dijo: «Estudiar sin pensar es inútil. Pensar sin estudiar es
peligroso.»
Pero
todo esto choca bastante con el modelo actual de educación, donde desde el
colegio se establece un tipo de enseñanza disciplinaria donde la relación es
vertical, el profesor es la autoridad. Confucio no apostaría a esto
precisamente, su relación con los discípulos era simétrica, de igualdad. Una
clase a modo de seminario donde los alumnos participasen al igual que el
maestro.
Además
el método de enseñanza actual deja lugar a un chirriante desinterés por parte
de los alumnos en las distintas asignaturas. Confucio quizá propondría un cambio
por parte de los educadores como en los estudiantes, la motivación como sabemos a día de hoy es esencial, así como potenciar las habilidades. No
intentar encajar a todos los alumnos en el mismo modelo atornillado. Por
ejemplo, aunque no viniendo al caso, existen, pero son escasos los colegios con
un sistema especial para los niños con déficit de atención y/o hiperactividad;
su problema para mantener la concentración hace que no encajen en el método de
evaluación como son los exámenes escritos, donde su atención se desvía. Por no
hablar de la obligación de todos los alumnos de mantenerse sentados en una
silla atendiendo durante la hora de clase, tarea casi imposible para niños con
TDAH. Quizás no teniendo mucho que ver con el tema de los talentos me parecía
un buen ejemplo sobre cómo hay problemas no solventados aún en una educación en
decadencia.
Gráfico del informe PISA, 2014
Noelia Pérez.
lunes, 13 de abril de 2015
Lao Tse: Tao te King
El
Tao Te King es la piedra clave del pensamiento Taoísta. Zhuang Zi se
considera predecesor a esta obra, pero se enmarca en la misma escuela
de pensamiento. La autoría del Tao Te King, se le concede, al menos
en los escritos más antiguos a Lao Tse.
En
esta obra se nos presenta el Tao como sostén del mundo, pero no
necesariamente en un sentido ontológico, pues nunca se identifica
con divinidad alguna o si quiera una entidad inconsciente. El Tao es
la inefabilidad pura. Es ser y no ser. Es la nada, encarnada en la
universal antigua de la madre generadora de los principios dualistas
de los que surgen los diez mil seres. Nos rodea y nos acoge de esa
misma forma maternal y nos aporta sostén como camino por el que
fluyen todas las cosas. Es el orden natural de las cosas, pero
siempre como flujo no forzado. Nunca como ley o imperativo.
No
tiene forma o materia. Es uniformado y caótico, pero jamás
desordenado. Es
el todo, no hay extremos desiguales en orden de jerarquía.
Nosotros
estamos imbricados en el Tao, como individuos unidos a ese mismo
flujo cambiante de las cosas del que no podemos desprendernos. Por
ello, la forma más sabia de vivir, es mantenerse en el Tao, pero
siempre como no acción en el orden natural de las cosas. Pero no
confundamos no acción con pura inercia.
Wei
wu wei, también es adaptabilidad. Es la maleabilidad propia de la
naturaleza. Es dejar estar, pero siempre con la mirada puesta en
seguir el orden natural de las cosas. En seguir el camino del Tao.
Este
principio de naturaleza es el que los Taoístas quieren plasmar en la
política.
Individuo
y naturaleza jamás pueden ir separados, es por ello que debe
cuidarse de no forzar tampoco las vidas ajenas con leyes y normas
impuestas por el Estado. La mejor forma de gobernar será seguir el
Wu wei, dejando las cosas estar. El
Tao es igualdad, y por ende, cualquier intento de jerarquía va ser
injusto y antinatural.
Según
sus tres principios, cualquier acción o exceso de esto, solo puede
ser negativo.
La virtud es la espontaneidad, es
no-intencionalidad. (Te,
de hecho, se
traduce como“dejar
ser por naturaleza”).
Las contracciones son propias del Tao, y por ende de la sociedad no
estará libre de ellas, pero no obstante, esto no aporta el derecho
de
actuar sobre ella. La
verdad misma, de hecho se halla en el silencio.
La
mejor sociedad, será la sociedad más simple. La más natural. Los
taoístas buscan así, denunciar cualquier forma de gobierno
autoritario, denunciar así mismo, la guerra. Se deduce pues, que si
la sabiduría se halla en el orden natural de las cosas,
probablemente sea mejor volver al estado de naturaleza.
Este
estado de naturaleza taoísta se
asemeja mucho al Estado
de la naturaleza previo
que proponía Rousseau como
estudio preliminar para su teoría política.
Los hombres viven mejor en libertad, sin normas o leyes que los
amordacen. Sin embargo a diferencia de este, los taoístas consideran
que es el Estado quien los hace miserables y malvados, siendo así
cuando se vuelven unos contra otras y
no al contrario.
Crear
estado y jerarquía, sería pues, atentar al orden natural de las
cosas. Atentar contra el Tao.
La
sabiduría se halla pues en seguir el camino de la simplicidad,
simplicidad que los taoístas encarnan en la figura del leño, que es
uniformado e indefinido como el Tao.
“Quienes antaño
sabían practicar el Tao...
eran
simples como un leño”
Al
igual que el mejor estado, es el más simple, también es más sabio
el hombre más sencillo. Este será el niño, el más inocente. Esta
misma imagen de la inocencia como virtud es la misma que defiende
Nietzsche. Se pueden encontrar varios puntos ideológicos semejantes
en esta misma línea. La afirmación de la contradicción en la
afirmación del azar, y la dualidad Apolo-Dionysos es muy semejante a
la dualidad Ying-Yang contenida bajo el Tao. Asi mismo, volviendo a
la figura del niño-sabio. El niño juega en su inocencia, siguiendo
los tres preceptos del Wu wei: Juega sin intencionalidad, se afirma
en el lugar natural de las cosas sin cuestionarlas bajo moral o ley
alguna. Está más allá del bien y del mal.
Coincidencias entre Lao Tsé y Schopenhauer
El concepto de Tao en el Tao Te Ching es el de un principio inefable, eterno y presente en
todas las cosas. Esta idea de un principio constituyente de todo lo real puede
relacionarse con el arjé griego,
central en la filosofía de los presocráticos. Especialmente notables son las
similitudes con la filosofía de Heráclito. Sin embargo, en este comentario voy
a centrarme en varias similitudes que la visión del Tao que aparece en esta
obra tiene con la concepción de la Voluntad en Schpenhauer.
Tras leer a Platón y a Kant, Schopenhauer fue
profundamente influenciado por la filosofía oriental, especialmente por los
llamados Upanishads, textos sagrados
del hinduismo; y por la filosofía budista. Además fue uno de los primeros
grandes introductores del pensamiento oriental en Occidente, al adaptar
conceptos de la filosofía oriental e introducirlos en su sistema. Incluso llegó
a ser llamado el “Buda” de Frankfurt.
La Voluntad, como el Tao, es un principio que está
presente en todas las cosas pero que las trasciende: no se ve afectado por nada
más. La Voluntad schopenhaueriana es ajena a las determinaciones del espacio y
el tiempo (lo que Schopenhauer llama representación),
de la misma manera que el Tao es “anterior al Cielo y la Tierra”. Así, los
seres que, como los humanos, se mueven dentro de una representación, no pueden
acceder al conocimiento sobre la Voluntad.
No obstante, dado que la Voluntad, como el Tao, está
presente en todos los seres, se puede alcanzar un cierto conocimiento sobre ella.
Este conocimiento no se puede reducir a lo racional ni se puede, por tanto,
expresar con palabras. Esta idea es semejante a la que defiende Lao Tsé cuando
dice que “el que lo conoce no habla de él, el que habla de él no lo conoce” o
que “el Tao permanente no tiene nombre”.
La Voluntad no tiene ningún fin ni objetivo, sino que
actúa ciegamente a expensas del sufrimiento humano. Esta cosmovisión impregna la
obra de Schopenhauer de un profundo pesimismo, que también recuerda a algunos fragmentos
del Tao Te Ching: “El Cielo y la Tierra no tienen benevolencia, para ellos los
seres son sólo perros de paja.” El Libro del Tao también advierte contra las
dialécticas del deseo, contra lo rápidamente que los deseos y la felicidad se
convierten en desgracia (“La
desgracia en la felicidad se esconde”). Schopenhauer, de la misma manera,
consideraba que el principio más irreductible del hombre y de todos los seres,
era el querer, la voluntad: todo ser que existe desea de forma ciega e
insaciable, lo que hace oscilar la vida entre el sufrimiento causado por no tener
lo que se desea y el aburrimiento provocado, precisamente, por tenerlo. Ambos
son igual de insoportables. Mientras tanto, en el Tao Te Ching se dice: “No
existe mayor delito que el poder del deseo, no existe mayor calamidad que no
conocer la saciedad”
Finalmente,
para Schopenhauer, la única salida a esta dialéctica de aburrimiento y
necesidad pasa precisamente por desprenderse del deseo y llevar una vida
ascética hasta que se vuelva al seno de la Voluntad. Esta idea bien puede
vincularse con el Wu Wei, el principio práctico del Taoísmo: “alcanzar
la vacuidad es el principio supremo (...) todos y cada uno de los seres retornan
a su raíz”.
domingo, 12 de abril de 2015
Las nubes se mueven despacio
"Cada día, desde por la mañana hasta por la noche, reuniendo cosas grandes, pequeñas, valiosas: dinero, nombre, reconocimiento... Lo juntas todo en tu regazo como si poseyeras la llave dorada. Ocupado toda la vida por nada, actuando como un ladrón"
Entre nubes blancas
es un documental que se adentra en la vida de ermitaños budistas de las
montañas Zhongnan, en China. El documental transmite directamente las
enseñanzas de varios monjes budistas que se han retirado a las montañas en
busca de la soledad y tranquilidad necesarias para su ascesis. Algunos llevan
más de veinte años en las montañas.
Sus rutinas son rurales y relajadas: se ocupan de sus
huertos, de ir a buscar agua a los manantiales y, sobre todo, leen los textos y
meditan largamente sobre ellos. Esto es, largamente.
Estos monjes han estudiado los textos clásicos durante años. Y no sólo los han
estudiado durante mucho tiempo, sino también en unas condiciones muy especiales:
rodeados de naturaleza y de la soledad
que no podían encontrar en un monasterio. Gracias a ello han podido alcanzar un
alto nivel de comprensión de las enseñanzas de Buda y pueden aplicarlas a su
vida cotidiana, a su comprensión más íntima del mundo y de la realidad en la
que viven. Estos hombres y mujeres son auténticos sabios, tan escasos en el mundo contemporáneo.
Volviendo a nuestro
mundo contemporáneo, hace poco más de un año se desarrolló Spritz, una aplicación móvil y web que permite leer textos muy
deprisa. Para llevar esto a cabo, la aplicación utiliza un recuadro pequeño en
el que van pasando las palabras rápidamente, de manera que el lector no tiene
que mover los ojos (lo cual es, desde luego, un esfuerzo agotador) para desplazarse
por el texto. En este vídeo se puede ver una demostración:
En el Huffington Post ponen como referencia
que un lector del nivel más rápido podría leer Harry Potter en lo que dura
un partido de béisbol.
En las reseñas que he visto siempre se elogia la capacidad
de la aplicación para acelerar la
lectura sin ceder en la comprensión. Siento curiosidad por saber qué textos se
han leído con esta aplicación para afirmar tal cosa, dado que no se puede
retroceder y volver a leer una sección del texto de forma cómoda, ni está
orientado a leer de forma pausada, lo que es esencial para reflexionar o disfrutar
lo leído.
No me considero un detractor de las nuevas tecnologías:
tengo Facebook, me gustan los videojuegos y no defiendo los libros de papel por
encima de los ebooks. Sin embargo,
pienso que esta aplicación forma parte de una patología contemporánea que
tiende a transformar las cosas para que sean más rápidas, más huecas y más
engañosamente útiles.
Milan Kundera escribió en 1988 que leemos una noticia como
quien fuma un cigarrillo: para pasar el rato, una distracción fugaz que se
apaga y se olvida en cuestión de minutos. Ahora también podemos fumarnos Harry Potter en dos horas, una
carrera de filosofía en tres años o un idioma en mil palabras.
Los monjes budistas de las montañas saben que la sabiduría necesita
tiempo y dedicación. El tiempo es un recurso escaso, sí. Pero, precisamente por
eso, no debemos pensar sólo en aprovecharlo, sino en cómo lo estamos aprovechando. En si merece la pena aquello a lo que
dedicamos nuestro tiempo o si sólo es un esfuerzo aparentemente útil.
"Ocupado, ocupado... Mío, mío, una vida entera para "mí"...
cuando dejen de respirar deberán dejar ir todo el universo.
¿Por qué no dejarlo ir desde el principio,
por qué no poner toda esa energía en la liberación?"
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¿Qué es lo útil y para quién?
La historieta
sobre la que versa este comentario es la titulada “The Earth Spirit’s Tree”, la
cual relata una parte del viaje a Qi de Shi el Carpintero junto con sus
estudiantes para construir un casa y, concretamente, se centra en el momento en
el que llegan Quyuan, en donde se encuentran con un roble, al que se concibe
como dios del lugar. Era un árbol tremendamente gigantesco, de un grueso de
unos cien pasos, eran tan alto que podía tocar las nubes nos dicen en la
tercera viñeta, sin embargo, el maestro carpintero pasa por delante sin dirigir
su mirada hacia él, motivo por el cual los estudiantes, que habían quedado
fascinados ante semejante creación de la naturaleza, fueron corriendo detrás del
Maestro carpintero para preguntarle por qué no se había detenido a contemplarlo,
a lo que Shi responde que lo olviden, que no merece la pena, puesto que es
completamente inútil. Afirma que si los hombres tratasen de hacer algo con esa
madera los resultados serían nefastos y que, por lo tanto, se trataba de una
madera que no servía para nada.
En la viñeta número ocho se representa el momento en el que Shi ha regresado a casa y tiene un extraño sueño, en el cual se le aparece el árbol de la aldea de Quyuan, quién le pregunta por la inutilidad que le había atribuido el Carpintero previamente. El Roble afirma que desde el punto de vista de los árboles ser útil es como tener una enfermedad terminal y, por lo tanto para ellos, ser considerado un árbol inútil por los hombres es lo mejor que les puede pasar, puesto que si él hubiese sido útil entonces habría sido talado hace mucho tiempo y, entonces no habría alcanzado su tamaño y, es más, no habría completado su ciclo natural.
Para finalizar Shi, arrepentido, se disculpa con el Roble por haberlo considerado inútil, pues su consideración sólo contemplaba el punto de vista humano.
Es muy interesante la reflexión que se hace acerca de la utilidad y desde qué puntos de vista se contempla. Un término que, creo puede guardar relación con esta historia, es el de empatía, porque es algo que se nos pide a todos, con el fin de lograr una mejor convivencia social por ejemplo, sin embargo, con esto parece que sólo debiéramos empatizar con el resto de los seres humanos y, de este modo como dice Matthieu Ricard, vivimos bajo una cadena de pensamientos que selecciona y aísla un único aspecto de la realidad. De este modo no podemos alcanzar una plena conformidad con el Tao.
Esta fábula me recuerda a la doctrina que expone Ortega en "Meditaciones del Quijote", esa doctrina de amor con la que nos insta a contemplar las cosas desde todas las perspectivas posibles, captar aquello que es latente en cada ser, es amar el ideal, los grados de perfección que hay en la realidad. Es una forma de panteísmo con la que Ortega nos dice que estamos llenos de odio, pero que este se supera haciéndonos captando lo latente en nosotros, que es la posibilidad de lo infinito que reside en la partícula de lo finito.
"Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo a mí", es decir, si no me encargo de cuidar lo que me rodea y, por lo tanto de estar en equilibrio con la naturaleza, entonces mi destino no es otro más que la muerte.
En la viñeta número ocho se representa el momento en el que Shi ha regresado a casa y tiene un extraño sueño, en el cual se le aparece el árbol de la aldea de Quyuan, quién le pregunta por la inutilidad que le había atribuido el Carpintero previamente. El Roble afirma que desde el punto de vista de los árboles ser útil es como tener una enfermedad terminal y, por lo tanto para ellos, ser considerado un árbol inútil por los hombres es lo mejor que les puede pasar, puesto que si él hubiese sido útil entonces habría sido talado hace mucho tiempo y, entonces no habría alcanzado su tamaño y, es más, no habría completado su ciclo natural.
Para finalizar Shi, arrepentido, se disculpa con el Roble por haberlo considerado inútil, pues su consideración sólo contemplaba el punto de vista humano.
Es muy interesante la reflexión que se hace acerca de la utilidad y desde qué puntos de vista se contempla. Un término que, creo puede guardar relación con esta historia, es el de empatía, porque es algo que se nos pide a todos, con el fin de lograr una mejor convivencia social por ejemplo, sin embargo, con esto parece que sólo debiéramos empatizar con el resto de los seres humanos y, de este modo como dice Matthieu Ricard, vivimos bajo una cadena de pensamientos que selecciona y aísla un único aspecto de la realidad. De este modo no podemos alcanzar una plena conformidad con el Tao.
Esta fábula me recuerda a la doctrina que expone Ortega en "Meditaciones del Quijote", esa doctrina de amor con la que nos insta a contemplar las cosas desde todas las perspectivas posibles, captar aquello que es latente en cada ser, es amar el ideal, los grados de perfección que hay en la realidad. Es una forma de panteísmo con la que Ortega nos dice que estamos llenos de odio, pero que este se supera haciéndonos captando lo latente en nosotros, que es la posibilidad de lo infinito que reside en la partícula de lo finito.
"Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo a mí", es decir, si no me encargo de cuidar lo que me rodea y, por lo tanto de estar en equilibrio con la naturaleza, entonces mi destino no es otro más que la muerte.
"Tao Te Ching"
Este libro es uno de los pilares fundamentales del
Taoísmo filosófico, junto con los escritos de Lie Zi y Zhuang Zi.
Lao Tse a través de esta obra nos permite conocer un poco mejor el Tao o Dao, pictograma difícil de darle un único sentido, aunque se ha interpretado como totalidad y vacuidad, como camino,…en el libro aparecen varias descripciones del Tao y comparaciones con las cosas que él mismo ha generado.
“Hay una cosa, confusamente formada,
anterior al Cielo y a la Tierra; silenciosa, ilimitada;
de nada depende y no sufre mudanza.
Puede ser tenida por Madre de Cielo y Tierra;
su nombre desconozco, la denominan Tao”.
De este modo lo que el taoísmo como filosofía lo que promueve es el dejar fluir el curso de la naturaleza, resulta absurdo tratar de modificarla, que la espontaneidad de nuestra naturaleza salga a la luz, esto es, actuar sin actuar, sin tener propósito alguno, sin deseo,…porque cuando se actúa de ese modo se acaba logrando el efecto adverso y es, de este modo cómo el sabio, dice Lao Tse, se coloca en último lugar y, sin embargo no deja de detentar el lugar más importante.
Se hace mucho hincapié en esta cuestión, el hecho de actuar con propósito supone contaminar tu acción y, por lo tanto, no obedecer a la espontaneidad de tu naturaleza.
El Taoísmo supone una creencia panteísta, de estar en equilibrio con lo que nos rodea, dejar que las cosas cumplan su ciclo natural,…en conclusión, estar cerca del Tao, como lo está el agua, por beneficiar a todas las cosas, sin esfuerzo alguno y por permanecer en los lugares bajos que, todos los hombres desprecian.
Esta idea de la no-acción o Wu Wei también es trasladada al Estado, cómo la forma para alcanzar una sociedad en armonía.
“Por esa razón, un sabio ha dicho: <<No haré
nada, y el pueblo se transformará por sí mismo;
me mantendré quieto, y el pueblo se corregirá a
sí mismo; no me preocuparé de nada, y el pueblo
se enriquecerá por sí mismo; no manifestaré
ambición alguna, y el pueblo volverá por sí mismo
a la simplicidad primitiva>>”.
Es posible que este no-actuar del que nos habla Lao Tse tenga el resultado que dice porque, reduciéndolo a lo simple, basta que una madre le diga a su hijo, no hagas tal cosa, para que el niño lo haga y es necesario que el niño viva la experiencia por sí mismo de por qué no debía hacerlo. Este tipo de conocimiento es vital, ya que nos ayuda a crecer espiritualmente, nos hace darnos de bruces contra los errores que cometemos.
Un caso actual en nuestra sociedad es el del incremento de los cuerpos policiales, junto con medidas coactivas que “deben” aplicar en nuestras calles, con el pretendido fin de tener mayor orden y seguridad, sin embargo lejos de alcanzar dicho objetivo, han logrado el efecto contrario, es decir, al policía, en general, ya no se le ve como aquel que vela por la seguridad y derechos de los ciudadanos sino como un tipo que se dedica a sancionar a la gente y vulnerar, no pocas veces, sus derechos.
Tenemos que dejar que aflore nuestra naturaleza compasiva, nuestro Buddha, el que todos llevamos dentro. No hay que olvidar que, cuando las nubes cubren el cielo, el Sol está detrás aunque no podamos verlo.
Lao Tse a través de esta obra nos permite conocer un poco mejor el Tao o Dao, pictograma difícil de darle un único sentido, aunque se ha interpretado como totalidad y vacuidad, como camino,…en el libro aparecen varias descripciones del Tao y comparaciones con las cosas que él mismo ha generado.
“Hay una cosa, confusamente formada,
anterior al Cielo y a la Tierra; silenciosa, ilimitada;
de nada depende y no sufre mudanza.
Puede ser tenida por Madre de Cielo y Tierra;
su nombre desconozco, la denominan Tao”.
De este modo lo que el taoísmo como filosofía lo que promueve es el dejar fluir el curso de la naturaleza, resulta absurdo tratar de modificarla, que la espontaneidad de nuestra naturaleza salga a la luz, esto es, actuar sin actuar, sin tener propósito alguno, sin deseo,…porque cuando se actúa de ese modo se acaba logrando el efecto adverso y es, de este modo cómo el sabio, dice Lao Tse, se coloca en último lugar y, sin embargo no deja de detentar el lugar más importante.
Se hace mucho hincapié en esta cuestión, el hecho de actuar con propósito supone contaminar tu acción y, por lo tanto, no obedecer a la espontaneidad de tu naturaleza.
El Taoísmo supone una creencia panteísta, de estar en equilibrio con lo que nos rodea, dejar que las cosas cumplan su ciclo natural,…en conclusión, estar cerca del Tao, como lo está el agua, por beneficiar a todas las cosas, sin esfuerzo alguno y por permanecer en los lugares bajos que, todos los hombres desprecian.
Esta idea de la no-acción o Wu Wei también es trasladada al Estado, cómo la forma para alcanzar una sociedad en armonía.
“Por esa razón, un sabio ha dicho: <<No haré
nada, y el pueblo se transformará por sí mismo;
me mantendré quieto, y el pueblo se corregirá a
sí mismo; no me preocuparé de nada, y el pueblo
se enriquecerá por sí mismo; no manifestaré
ambición alguna, y el pueblo volverá por sí mismo
a la simplicidad primitiva>>”.
Es posible que este no-actuar del que nos habla Lao Tse tenga el resultado que dice porque, reduciéndolo a lo simple, basta que una madre le diga a su hijo, no hagas tal cosa, para que el niño lo haga y es necesario que el niño viva la experiencia por sí mismo de por qué no debía hacerlo. Este tipo de conocimiento es vital, ya que nos ayuda a crecer espiritualmente, nos hace darnos de bruces contra los errores que cometemos.
Un caso actual en nuestra sociedad es el del incremento de los cuerpos policiales, junto con medidas coactivas que “deben” aplicar en nuestras calles, con el pretendido fin de tener mayor orden y seguridad, sin embargo lejos de alcanzar dicho objetivo, han logrado el efecto contrario, es decir, al policía, en general, ya no se le ve como aquel que vela por la seguridad y derechos de los ciudadanos sino como un tipo que se dedica a sancionar a la gente y vulnerar, no pocas veces, sus derechos.
Tenemos que dejar que aflore nuestra naturaleza compasiva, nuestro Buddha, el que todos llevamos dentro. No hay que olvidar que, cuando las nubes cubren el cielo, el Sol está detrás aunque no podamos verlo.
LXVII: El poder del amor
Todos en el mundo dicen que soy grande
tan grande que a nada me asemejo.
Sólo porque a nada me asemejo,
puedo ser grande.
De asemejarme a algo,
tiempo ha que fuera ya pequeño.
Una persona que lleva arrastrando prejuicios, gustos, pasiones, inclinaciones, miedos, etc, es una persona que no es libre. No es libre porque la carga que lleva es demasiado pesada para tener la mente en paz. Si queremos ser grandes, si queremos ser libres, recorreremos nuestro camino con la menor carga posible. Si nuestro cuerpo es ligero, más fácil es dispersarse y llegar a ser grande.
Tres son las preseas que siempre conmigo tengo
y que guardo con esmero.
Llámase la una amor;
sobriedad, la segunda;
la tercera, no atreverme a ser del mundo el primero.
Con amor, puedes ser valiente;
con sobriedad, generoso;
no atreviéndote a ser el primero, señor de los seres.
Al presente se quiere ser valiente sin amor,
generoso sin sobriedad,
ser el primero sin ponerse detrás;
lo cual es la muerte cierta.
Todas estos trofeos no se consiguen los unos sin los otros, es decir, es un largo camino cuyas pruebas van seguidas unas detrás de otras; este fragmento sentencia el planteamiento de nuevas formas de ser de una personas cuya misma persona no es compatible con esos caracteres, es decir, pretender querer ser lo que no se es, conlleva grandes desgracias, la más grave es que el tao de aquella persona se altera, se confunde, se produce un desequilibrio, convirtiéndose en un cuerpo vacío, lo cual es la misma muerte de la persona y su naturaleza.
Con el amor,
se vence en el combate,
se es firme en la defensa.
El Cielo te hará fuerte,
como si el amor te sirviera de muralla.
El amor es el mejor arma para descubrir tu camino, para desenvolverte como un ser más en la naturaleza, para ser valiente y decidir liberar tu alma de su pesada carga; una vez tienes amor, tu camino te abraza como una madre a su hijo y te protege como una muralla, liberándote de prejuicios y obstáculos. Caminas libre y fluido, como el viento, sin que nada se interponga en tu camino, sin que nada altere tu TAO.
"Amongst White Clouds"
Documental que nos traslada
hasta las Montañas Zhongnan para conocer un poco mejor la Tradición de los
Ermitas, desde la experiencia de algunos ermitaños, maestros, discípulos y
monjes que habitan en estas montañas.
En este comentario se tratan algunas de las enseñanzas que nos transmiten en la primera parte del documental.
El primero de ellos es un maestro que nos enseña la importancia de la práctica, es decir, de la meditación y la necesidad de poner en ella todo nuestro corazón, toda nuestra mente. Habla del paraje en que habita como un buen sitio para llevar a cabo la práctica, ello puede deberse al medioambiente del cual se hayan rodeados todos estos individuos, es un lugar de paz y tranquilidad, en el cual ellos tratan de llegar ser Buddhas Amitābha y alcanzar la liberación. Esta es una tradición que lleva más de cinco mil años en práctica.
Otro de los habitantes de estas nos recuerda una de las principales enseñanzas budistas, a saber, el mundo es sufrimiento. Es por este motivo por el cual, según este individuo, todos queremos volvernos Buddhas y, de este modo, alcanzar el Nirvana y, así liberarnos de todas nuestras pasiones que son la fuente de nuestro sufrimiento.
Por otro lado aborda la cuestión del habla, refiriéndose a aquella enseñanza taoísta según la cual quien se abstiene de hablar está obedeciendo a la espontaneidad de su naturaleza y es así como el sabio enseña sin hacer uso de palabra y actúa sin actuar. A parte, menciona las escrituras de Lengyan, según las cuales existen muchas palabras para hablar pero ninguna de ellas es real, cada una de ellas es como una flor que cae del cielo, no valen nada.
En este individuo se aprecia muy bien la figura del asceta, es decir, sólo hace un uso básico y necesario de las cosas. Esta forma de vida nos muestra cómo todos estos individuos tratan de no dirigirse hacia los extremos, lo cual recuerda a la teoría aristotélica del término medio. Al finalizar la visita les entrega un acertijo a los viajeros y les dice que quien lo desvele alcanzará la paz, la calma. Dice así:
“Diez mil cosas, todas en este aliento, agarrando la vacuidad no hay realmente mucho que decir".
A continuación aparece un monje que nos muestra una pequeña reflexión acerca de las personas de la ciudad. Dice que cuando desciende de las montañas a la jungla de asfalto y mira a la gente a los ojos se plantea qué problemas estás buscando, contra quién quieren pelear. Este es un hecho que se puede apreciar a diario, la gente camina por la urbe a la defensiva, no se fía de nadie, ni de sus propios conciudadanos. Cómo vamos a llegar a ser una auténtica sociedad cuando no existe ese sentimiento de unidad, de compañerismo,…sin este tipo de valores una comunidad se hace inviable
Todos estos monjes ven las ciudades como lugares llenos de problemas, no se plantean volver a ellas ni un instante. Nuestro mayor problema es nuestra mente descuidada y engañosa, es decir, nuestras maneras habituales de pensar, cuestionándonos que debería o que no debería hacer, qué es lo bueno y qué lo malo,…cuando, según dice el monje, no lo puedes detener. Supongo que con esto se refiere a dejar que nazca la espontaneidad de nuestra naturaleza.
Todos estos seres han renunciado a todo lo mundano a cambio de algo mucho más básico, paz y tranquilidad.
En este comentario se tratan algunas de las enseñanzas que nos transmiten en la primera parte del documental.
El primero de ellos es un maestro que nos enseña la importancia de la práctica, es decir, de la meditación y la necesidad de poner en ella todo nuestro corazón, toda nuestra mente. Habla del paraje en que habita como un buen sitio para llevar a cabo la práctica, ello puede deberse al medioambiente del cual se hayan rodeados todos estos individuos, es un lugar de paz y tranquilidad, en el cual ellos tratan de llegar ser Buddhas Amitābha y alcanzar la liberación. Esta es una tradición que lleva más de cinco mil años en práctica.
Otro de los habitantes de estas nos recuerda una de las principales enseñanzas budistas, a saber, el mundo es sufrimiento. Es por este motivo por el cual, según este individuo, todos queremos volvernos Buddhas y, de este modo, alcanzar el Nirvana y, así liberarnos de todas nuestras pasiones que son la fuente de nuestro sufrimiento.
Por otro lado aborda la cuestión del habla, refiriéndose a aquella enseñanza taoísta según la cual quien se abstiene de hablar está obedeciendo a la espontaneidad de su naturaleza y es así como el sabio enseña sin hacer uso de palabra y actúa sin actuar. A parte, menciona las escrituras de Lengyan, según las cuales existen muchas palabras para hablar pero ninguna de ellas es real, cada una de ellas es como una flor que cae del cielo, no valen nada.
En este individuo se aprecia muy bien la figura del asceta, es decir, sólo hace un uso básico y necesario de las cosas. Esta forma de vida nos muestra cómo todos estos individuos tratan de no dirigirse hacia los extremos, lo cual recuerda a la teoría aristotélica del término medio. Al finalizar la visita les entrega un acertijo a los viajeros y les dice que quien lo desvele alcanzará la paz, la calma. Dice así:
“Diez mil cosas, todas en este aliento, agarrando la vacuidad no hay realmente mucho que decir".
A continuación aparece un monje que nos muestra una pequeña reflexión acerca de las personas de la ciudad. Dice que cuando desciende de las montañas a la jungla de asfalto y mira a la gente a los ojos se plantea qué problemas estás buscando, contra quién quieren pelear. Este es un hecho que se puede apreciar a diario, la gente camina por la urbe a la defensiva, no se fía de nadie, ni de sus propios conciudadanos. Cómo vamos a llegar a ser una auténtica sociedad cuando no existe ese sentimiento de unidad, de compañerismo,…sin este tipo de valores una comunidad se hace inviable
Todos estos monjes ven las ciudades como lugares llenos de problemas, no se plantean volver a ellas ni un instante. Nuestro mayor problema es nuestra mente descuidada y engañosa, es decir, nuestras maneras habituales de pensar, cuestionándonos que debería o que no debería hacer, qué es lo bueno y qué lo malo,…cuando, según dice el monje, no lo puedes detener. Supongo que con esto se refiere a dejar que nazca la espontaneidad de nuestra naturaleza.
Todos estos seres han renunciado a todo lo mundano a cambio de algo mucho más básico, paz y tranquilidad.
Amongst White Clouds: viviendo entre montañas
En el interior de los montes de Zhongnan se encuentra una serie de monjes budistas que han dedicado su vida a practicar la meditación y el ascetismo. Quien nos presenta este documental es también un practicante que ha decidido volver al mundo pasado para mostrar cómo es el día a día tanto de maestros como de aprendices budistas, y para ello se ha adentrado en los bosques de estas bellas montañas.
El ser humano durante toda su historia ha mantenido siempre una enemistad consigo mismo, cómo confrontan el deber y el querer, el sufrir con el placer... Tal es la enemistad que el hombre se ha creado su propio monstruo y sus propias pesadillas; los sentimientos, pasiones, acciones, deberes, nos enganchan a una mentira que nos envuelve cada vez más en un mundo en el cual no podemos ser libres. Nos mantenemos ocupados durante todo el día con nuestras acciones, cultivando y alimentando un ego que no existe; constantemente reivindicando una realidad que no existe, una realidad que nos empeñamos a moldear y que nos ocupa toda una vida para nada.
¿Por qué no lo dejas ir? Se preguntan los monjes budistas. Para un budista el yo occidental es el monstruo que no permite que podamos vivir con libertad, las costumbres en sociedad, el afecto por las personas, nos exigen formar juicios de deber y nos divide impidiendo la paz entre uno mismo. Cuando estas viejas costumbres desaparecen, ya no se distingue el amor del odio, el placer del sufrimiento, todo queda olvidado en el monte Zhongnan. Los monjes conviven en casas construidas por ellos mismos, y se alimentan de lo que la naturaleza les ofrecen, no distinguen la acción del reposo; "Con una mente todo se hace mucho más rápido" comenta uno de los monjes, y es que cuando no tienes la mente dividida en tantos problemas que nos proporcionamos nosotros mismos viviendo en la ciudad, es mucho más fácil coordinar la mente y el cuerpo de tal manera que ambos puedan trabajar de forma natural. Cada monje, maestro o aprendiz, vive su vida con respecto a su propio camino, y así nos los dije nuestro aprendiz que hay un monje que sonríe, otro monje que es su guía, otro su amigo, etc.
Para ellos es muy importante la práctica constante, ven todo lugar de la montaña como un lugar sagrado donde poder practicar el budismo zen. Para ellos no existe el frío, ni el hambre, todas estas emociones y sensaciones que sentimos se desvanecen en ellos gracias a la práctica. La práctica conduce al hombre a actuar y vivir su vida de una forma natural, es decir, a tenerse que enfrentar a las verdaderas preocupaciones que tienen los seres, sobrevivir. Por eso los monjes practican el ascetismo, es decir, comen solamente lo necesario para que sus cuerpos estén bien nutridos, rechazan las ofrendas que les dan las personas de fuera, viven privados de placeres, caprichos, tecnología, y todo objeto innecesario realmente.
Comentando este documental de forma personal, estos hombres de las montañas son un gran ejemplo de persona, por saber vivir con la naturaleza y no de la naturaleza, porque nos demuestran sin actos que no tenemos por qué seguir destruyendo nuestra tierra para "sobrevivir", ya que ella misma es la que nos proporciona todos los medios para vivir. Olvidar nuestra realidad para poder realmente ser nosotros, ser libres.
Tao Te Ching
Las enseñanzas de Lao Tse recogidas en su obra Tao te Ching presentan
una filosofía de vida en forma de poemas. No pretende ser un manual de
comportamiento humano, no vemos dogmas dentro de la obra porque precisamente se
apuesta por no imponer al resto nada. Un enseñar sin hacer, que se hace
explicito en la forma de mostrarlo en este libro. Incluso habría que plantearse
si el hecho de dar cuenta de que el Tao existe hace que esté ahí y si no recibiéramos
noticia de su existencia seguiría estando en nosotros. ¿Necesitamos una dosis
de reflexión para empezar a actuar respecto a nuestro Tao?
Es llamativo que a pesar de unas enseñanzas que aspiran tan
alto como hablar del comportamiento de una sociedad o de un buen gobernador tengan
un carácter tan poco utópico. No pretende modificar a los individuos, ni
siquiera pretende cambiar el mundo.
¿Quieres mejorar el
mundo?
No creo que pueda
hacerse.
El mundo es sagrado.
No se puede mejorar.
[…]
El maestro ve las
cosas tal cual son
Sin intentar
controlarlas.
Deja que sigan su propio
curso
Y reside en el centro
del círculo.
Habla de un
crecimiento personal ,individual, nos hacer girar unos grados el
caleidoscopio para afrontar la vida de
otra manera. Al tener unos individuos que afronten el paso de los contrarios en
su vida, que sepan que si tienen una época de caos es porque antecede a una de
calma, que estén preparados para su autoconocimiento y el de la muerte, estamos
creando un modo de vida diferente en la sociedad. Con esto último me refiero al
tema político que se rozan en algunos poemas, donde habla de que la imposición
no trae bienestar que el mejor gobernador hace que sus ciudadanos pienses que
ellos también han fortalecido esa sociedad. Un dejar hacer, un enseñar tan solo
mostrando. Porque cuando uno mismo está consigo mismo no hace falta enseñar a
otro a que lo esté sino que el otro aprende del ejemplo. Porque no son
enseñanzas generales ni una instrucciones, cada uno encuentra su Tao en sí
mismo y viendo. El trato hacia un hombre malo no debe ser restrictivo, el buen
maestro está para ayudarle, esta filosofía no está de acuerdo con el castigo. No
existen imperativos categóricos que se contradiga contra nuestro propio deseo,
la naturaleza de nuestras acciones está en nosotros mismos, siempre que
actuemos debe ser conforme ella.
¿Qué es un buen hombre
sino maestro de un hombre malo?
¿Qué es un mal hombre
sino la tarea de un hombre bueno?
Otro aspecto llamativo es como simplifica el concepto de
felicidad. No hay que hacer nada en especial para ser feliz, vuelve a ser un
concepto fluido. Aunque parece que el deseo mismo a veces nubla esta idea y
choca un poco la idea de que armonía y deseo estén contrapuestos. Volviendo al
tema de los contrarios, debería precisamente haber momentos en los que el deseo
precediera a la paz y la paz precediera al deseo. Habría que plantearse si el
tao mismo sufre estos periodos de movimientos alternos entre extremos.
Si los hombres y las
mujeres poderosos
Pudieran centrarse en
él,
Todo el mundo se
transformaría
Por sí mismo a su
ritmo natural.
Las gentes estarían
contentas
Con sus vidas simples
y cotidianas,
En armonía y libres de
deseo.
Cuando no hay deseo
Todo está en paz.
Noelia Pérez Plaza.
El sentido del Tao por Alejandra Rubio
A11 69 XXV
Este
fragmento expone la idea de legitimidad del Tao, siendo de gran importancia ya
que se considera una algo que se encuentra por encima de la ley del Cielo y
anterior a esta, es decir, que el Tao es aquello que engloba todo lo que es o
puede llegar a ser. Por ello, se puede entender como Tao, según las enseñanzas
de Lao Tse, un concepto de unidad absoluta y al mismo tiempo mutable que
conforma la realidad suprema y el principio cosmológico y ontológico de todas
las cosas. Es por ello, cuando se denomina en este fragmento a que ‘hay una
cosa confusamente formada anterior al Cielo y a la Tierra’, en este caso se
refiere al Tao, y a su carácter de unidad, incluso llegando a referirse a un carácter
casi maternal. Por lo tanto, referirse a la palabra Tao es referirse a la ‘vía
o camino’ que hay que seguir para conseguir una armonía filosófica entre la
naturaleza y el ser humano. La idea citada como ‘Forzado a darle un nombre,
llamárala yo <<grande>>’, esto sobrecoge la referencia a que si
realmente se le aseverase un nombre propio que pudiera englobar todo el
concepto de unidad absoluta y al mismo tiempo lo mutable, sería el Tao,
pero, se entiende que si se pudiera conocer
este nombre preciso no podríamos descubrir su esencia o naturaleza. Así pues,
al englobar todo, es capaz de extenderse sin límites y volver a retornar en sí.
En
este momento, se puede contemplar la palabra <<grande>> como denominación
principal a la hora de hablar de los 4 momentos del estado, que son el Cielo,
la Tierra, el Tao y el soberano. Esto alude a la idea de que el soberano
contempla la ley de la naturaleza y la del Cielo, y que, por tanto, debe
respetar el Tao, y que en el momento que no es respetado, este soberano debería
de desocupar su legitimidad de poder que tiene sobre el Estado. Por lo tanto,
se entiende que la naturaleza es la norma del Tao, refiriéndose a que es
importante seguir la vía de la armonía con la naturaleza para avanzar en el
sendero de la vida. El objetivo fundamental de los taoístas es alcanzar la
inmortalidad, si bien, a veces no se entiende está literalmente, sino como
longevidad en plenitud. De la misma manera, se decía que las personas que
vivían en armonía con la naturaleza eran inmortales. Lao Tse fue deificado como
dios taoísta, es decir, un inmortal. Sin embargo, la antigua forma del taoísmo
era la de una corriente filosófica y no una religión, por lo que los antiguos
pensadores interpretaban por «inmortalidad» el hecho de auto superación del
propio ser en comunidad con el entorno, lo que implica buscar la superación y
el progreso personal y colectivo, de acuerdo con la mutación constante que
enseña el taoísmo.
En
conclusión, se debe entender el Tao como una idea epicúrea, es decir, intentar
alcanzar una armonía con uno mismo y la naturaleza, para seguir su propio camino,
sin entrometerse en el camino que sigan los demás seres humanos. Así pues, un
soberano debe de adaptarse a la mutaciones que puedan darse en el momento de su
imperio, como puede ser las guerras, y siempre respetando el camino que se debe
seguir para crear una sociedad más justa y benevolente. Por ello, no es que sea
algo así como ‘inmortal’, sino que aquello que se conserva es el Tao que va
avanzando en la vida de uno mismo para alcanzar ese equilibrio entre la
naturaleza y tu propio ser, consiguiendo, por tanto, una felicidad colectiva e
individual.
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