domingo, 22 de marzo de 2015

La benevolencia última.

La presente historia relatada por Zhuang Zi, es una crítica a los formalismos sociales. Pone en entredicho que estos puedan o si quiera deban aplicarse a cualquier miembro de la comunidad. Entiende que la verdadera confianza, es ajena estos. 

"Si te tropiezas con un extraño, debes disculparte copiosamente y mostrando mucho remordimiento"
"Si te tropiezas con tu hermano mayor, debes mostrarte preocupado."
"Si te tropiezas con tu padre, no tienes que hacer nada...el amor implica no tener que decir nunca Lo siento"

De la misma manera que explica, el verdadero conocimiento no puede encasillarse en esquemas, la confianza no puede exigir garantías o reciprocidad. Nuestro trato con los otros, con los más allegados, debe ser libre y sin yugos que coarten la relación. 
El amor debe ser libre, igual que lo es Tao. Sin restricciones, sin imperativos o normas. Es un punto especialmente elocuente de su forma de entender el taoísmo, tan diferente a la opuesta escuela confuciana.
No se puede encasillar el amor en una serie de normas de cortesía, no se puede pretender que haya confianza sin permitir pequeños errores. Así sea un padre, un amigo, o un amante. Encarcelar la confianza no es amor. La complicidad es algo diferente. Es una comprensión del otro que trasciende cualquier precepto.
Y esto es algo que no siempre se nos muestra como evidente a todo el mundo. De hecho, la norma común reza la contrario. Cuando entregamos nuestra confianza a otro, esperamos ciertas cosas del otro. Esperamos que cumpla con ciertos ritos.
Esperamos felicitaciones de cumpleaños puntuales, esperamos demostrar nuestro aprecio familiar cenando en navidad, esperamos que nuestra pareja haga algo especial en San Valentín. ¿Realmente son esos códigos los que demuestran nuestro cariño y aprecio? ¿Esa es la forma en la que debemos empaquetar nuestro amor? El verdadero aprecio no entiende de etiquetas formas o fechas. Cuando existe una fraternidad real, perdonamos sin si quiera pensarlo que alguien olvide accidentalmente nuestro cumpleaños o algún tipo de aniversario, lo que cuenta es que exista ese amor y se demuestre de cualquier otra forma. La complicidad ni siquiera requiere de lenguaje verbal para que haya comprensión. 
Los formalismos, las normas de conducta social, solo nos sirven como máscara para desconocidos, lo que "debemos mostrar". A aquellos que amamos, no necesitamos venderles humo, nos aceptan tal y como somos, con virtudes defectos y faltas de memoria. La confianza no requiere fianzas remata Zhuang Zi.

Esta suerte de "sinverguenzería" social, podemos verla de forma más irónica en la escuela cínica griega de Diógenes de Sinope. Discípulo de Antístenes, fundador de dicha escuela. Los cínicos veían la vida de esta forma sencilla y crítica. Sin embargo Antistenes es radicalmente opuesto al pensamiento taoísta que defiende Zhuang Zi. Lo cierto es que se acerca más al budismo en cuanto a su visión de la realidad. "Quisiera enloquecer antes que gozar", decía Antístenes. Por eso el hombre debe procurar liberarse de las necesidades, que lo esclavizan, liberarse de cualquier vínculo social y bastarse a sí mismo. Si bien Antístenes era más ascético, Diógenes era un rebelde, quizá sin causa para la sociedad griega.
Diógenes estaba radicalmente en contra de cualquier uso y costumbre social, los cuales criticaba ponzoñosamente. También apodado como el Sócrates Loco, se declaraba ciudadano del mundo y manifestaba en todas las circunstancias de la vida aquella desfachatez que luego fue proverbial de los cínicos. 
Si bien parten de formas de entender la realidad, lo cierto es que quizás todos deberíamos poner en nuestra diana crítica algunos usos y costumbres sociales, cuestionando si a veces no estamos asfixiando nuestra confianza y amor en otros envolviéndolos en normas innecesarias.

Bibliografía:
Abbagnano: Historia de la Filosofía. Volumen I
Zhuang Zi Speaks,Volumen II.
"The Frog in the Well"

Este comentario trata sobre la enseñanza que nos transmite Zhuang-Zi por medio del relato titulado “La rana en el pozo”. Narra la historia de una rana que vivía felizmente en un pozo, porque consideraba que tenía espacio de sobra para vivir a gusto, ella le explica a una tortuga que pasaba por allí los motivos de su dicha. La tortuga permaneció escuchando los argumentos de la rana. Sin embargo, cuando esta le ruega al reptil que se adentre en su hogar, la tortuga comprueba que el pozo es un espacio demasiado estrecho para ella, por lo que esta comienza a hablarle del Mar del Este como ejemplo de algo que, realmente, es grande, aunque la tortuga acaba diciendo que el pozo es nada en comparación con el Mar del Este, por lo que igualmente se le podría revelar el mismo tipo de argumento a la tortuga respecto de su afirmación de algo grande. Habla del tamaño con respecto a otra cosa. De modo que adecuado a la enseñanza final de Zhuang-Zi, a saber, que la sabiduría, al igual que puede hacernos buenos, también puedo hacernos pequeños, por el hecho de que nos limitemos a considerar bueno sólo lo conocido, lo que en psicología se ha denominado zona de confort.
Creo que se pueden hacer múltiples interpretaciones del texto, es decir, la enseñanza de la historia puede enfocarse hacia distintos aspectos. En primer lugar yo destacaría la incitación de Zhuang-Zi de ir más allá de nuestro conocimiento, es decir, de ir más allá de lo conocido, aventura que suele producir rechazo porque lo desconocido nos da miedo, entre otros motivos, porque no tenemos el control de la situación, al menos al principio, cuando en realidad se trata de ejercer un control sobre nosotros mismos, un control de nuestras pasiones que, a fin de cuentas son generadas por cada uno. Los budistas afirman que la vida es sufrimiento pero que el sentir dolor es opcional, esto es, si dejamos que el sufrimiento nos envuelva acabaremos sintiendo dolor, del mismo modo que si dejamos que el miedo se apodere de nosotros, entonces nos llevará a encerrarnos en un pequeño espacio en el que nos sintamos seguros, dejando en una habitación oscura y con llave a la “vida”.
Otro de los enfoques que he contemplado ha sido el de que la sabiduría puede volvernos arrogantes, creyéndonos que tenemos la última verdad sobre todo, cada uno desde su propia perspectiva, lo cual nos acaba conduciendo a la pura ignorancia, porque no hay mayor ignorancia que la del individuo que se considera sabio a sí mismo, ya que ello nos conduce a oír y, en rara ocasión, escuchar al adversario únicamente para rebatir su idea, en vez de escuchar para comprender y así, de este modo, aumentar nuestra sabiduría , ampliando nuestra forma de contemplar el mundo. Él auténtico sabio es aquel que es capaz de respetar las ideas de otras personas y, solamente, ofrece su conocimiento como una perspectiva más, ni mejor ni peor, simplemente distinta. La idea de Zhuang-Zi la podemos ver plasmada en la figura clásica de Sócrates, quien afirmaba que sólo sabía que no sabía nada. Este personaje histórico se valía del método conocido como mayéutica para revelar al adversario, a través de simples preguntas, la verdad o falsedad de sus afirmaciones.
La figura del sabio es descrita por Platón en la “Apología de Sócrates” como aquél que no sabe nada y que, además, no cree saberlo. Con esto Platón, por medio de la figura de Sócrates, viene a decirnos que el más sabio de todos es aquél que reconoce su propia ignorancia. Al revelarse de este modo la figura del sabio, este estará siempre dispuesto a escuchar a otros para acabar con su ignorancia, pero no aceptará cualquier posicionamiento.

Zhuang-Zi - "The music of the nature"

The Dream of the Butterfly

Este texto versa sobre el sueño de Zhuang Zi, en el cual, se convierte en una mariposa. En el sueño, concibe que se siente de una manera divertida y buena como si realmente fuera una mariposa de verdad, olvidando que es Zhuang Zi. Entonces, es cuando comienza a preguntarse si él es una mariposa de verdad observando a Zhuang Zi, o si, realmente, es Zhuang Zi soñando con una mariposa. Con, esto concluye que puede que sea una mariposa o que la mariposa sea Zhuang Zi. Esta idea enlaza con la idea cartesiana de la duda sobre si realmente lo que percibe a su alrededor es lo verdadero, o si lo que creemos que es lo real no lo es. Se está cuestionando la dualidad, por la cual, Descartes, al igual que Zhuang Zi comienza a emplear en la ‘duda metódica’, para intentar llegar a una certeza que sea clara y distinta. Zhuang Zi parece que en esta historia, al estar soñando empieza a sentir como que todo lo que ocurre durante el sueño es real, y es ahí, donde entra en juego esta duda cartesiana para intentar dar cuenta de qué es lo verdadero y que no.
Esta idea también se parece a la idea que da Putnam en su artículo ‘Cerebros en una cuneta’, por el cual, piensa que los cerebros de cada persona se encuentran en una cubeta y que las sensaciones las produce este mismo, y que, por lo tanto, nada de lo que sienten los seres humanos puede ser conocido sensiblemente. Sin embargo, si esto fuera así, tendría que acabar justificándose de alguna manera, ya que si no, daría lugar al escepticismo. En cambio, Descartes haya la cura a este problema sobre su duda, por la cual, justifica que existe por el cogito, que a su vez, este es justificado por el argumento de Dios. Esto puede ser una idea muy recurrente en la filosofía occidental, para no caer en un escepticismo y así poder argumentar y debatir en torno a una cuestión en donde haya alguna cuestión con certeza. Si entendemos, como hace Zhuang Zi, es decir, que dentro de un sueño puede parecer que se sienta de una manera tan real haciendo que, por lo tanto, se desvirtué todo el pensamiento.

Si nos centramos en la idea central de qué es aquello que podemos conocer con certeza, y que, por ello, sea un conocimiento fiable y verdadero, debemos de entender que toda la filosofía ha intentado dar respuesta acerca de este problema. Sin embargo, es asombroso entender como Zhuang Zi ya comienza a cuestionarse el problema de la realidad, planteado como una duda cartesiana, utilizando el argumento del sueño. Aunque, Descartes al emplear este argumento lo rechaza, por la idea del genio maligno. Así pues, cuando se establece un conocimiento fiable a través de una justificación religiosa, como hace Descartes y muchos otros autores, se podría refutar de la misma manera, ya que no hay ninguna demostración que se pueda conceder de una manera empírica hacia la sociedad. Por lo tanto, ¿deberíamos seguir planteándonos la misma cuestión que se plantea Zhuang Zi en esta historia?

Amongst White Clouds: ¿necesidades o necesidades de consumo?

El documental ‘Amongst White Clouds’ aborda el tema del budismo desde un punto de vista personal, ya que, refleja un hecho que se da en una montaña de China donde estudiantes y maestros viven refugiados de la sociedad actual. Esta zona ha sido el hogar de estas personas desde la época del Emperador Amarillo, y, como a consecuencia de esto, se ha pensado que esta población ha sido erradicada. Este documental nos traslada hacia un viaje a la tradición oculta de China de monjes ermitaños budistas. La traducción de este documental al castellano seria ‘Entre nubes blancas’, y, esto puede entenderse de una manera muy acertada, ya que, al acercarnos al modo de paz budista que tienen los ermitaños en su montaña, es decir, rodeados de nubes, donde realmente puede haber una gran tradición, y con ello, la paz y la sabiduría que desempeñan. Por ello, cuando hablan acerca del ‘buen camino’ que hay que seguir para llevar a la praxis la meditación de una manera correcta, reflejando así, que sino realizaran estas actividades no se encontrarían realmente ‘entre nubles blancas’.
Actualmente, en nuestra sociedad no podemos alcanzar este tipo de paz mental que nos reflejan en el documental, ya que, nos centramos en otras necesidades que consideramos de primer orden, ya sea el teléfono, la televisión, y esto son necesidades que realmente no son primordiales, sino que simplemente sirven para el facilitar el ocio. Sin embargo, estos ermitaños conviven bajo ese manto de nubes blancas que hace que se liberen de estas necesidades, y con ello, alivian el sufrimiento que nos puede producir pensar en la necesidad de una sociedad. Es verdad, que este pensamiento se puede identificar con el ‘Hedonismo’ por la búsqueda a los placeres, y con ello, a su gran representante Epicuro. Al tener esto en cuenta, el budismo puede ser comparado con esta corriente filosófica, al dejar de lado las necesidades secundarias, como puede ser la sexualidad o la sociabilidad, y centrarse en las necesidades de primer orden, es decir, las necesidades básicas del ser humano. Por lo tanto, puede ser necesaria, para las dos corrientes, una autorrealización desde el interior del individuo para la búsqueda de su felicidad. Sin embargo, no todo esto puede verse desde un punto de vista placentero, ya que, por otra parte, Aristóteles contrapone todo este sentimiento de ‘irracionalidad’, atendiendo a que el ser humano es feliz cuando su comportamiento se opone al placer dedicándose a la acción política y a la contemplación. 

Así, entendemos que puede contraponerse desde la filosofía dos tipos  de realización del ser humano para conseguir una vida feliz, pudiendo ser que el hombre busque la felicidad en el placer o encuentre la felicidad en el ejercicio de la virtud. Sin embargo, entiendo que el budismo entiende que lo esencial es lo que ocurre en lo presente y todo lo que rodea al individuo, y también, el hecho de que, su la autorrealización del sujeto debe de ser completamente individual. Por ello, cabría entender que este tipo de sociedad puede ser posible en un lugar como puede ser una montaña, es decir, el hombre en su propia naturaleza, y que, realmente, las necesidades secundaria surgen cuando entra en contacto el hombre con la avaricia. Pero, ¿realmente esto ocurre de esta manera, o simplemente es el transcurso de la historia lo que hace que el hombre tenga una necesidad insaciable en la Tierra?

Among white clouds: un acercamiento al pensamiento budista.

Among white clouds es un documental que nos invita a sumergirnos en el pensamiento budista, conociendo de primera mano a algunos de sus maestros ermitaños actuales. El joven que los entrevista convive, aprende y trata de seguir sus costumbres,  iniciando así, su propio viaje hacia el autodescubrimiento.
Inicialmente seguimos la vida y pensamiento del que será su maestro, quien, con sus primeras palabras ya da cuenta de su inmensa sabiduría. Su forma de ver la vida es sencilla, sus motivos, como los del resto de monjes para adoptar este estilo de vida, son cuasi irrelevantes. Su atención se centra en vivir, pero haciéndolo tan en paz cómo le es posible. Si hay un rasgo destacable de todos los maestros y monjes que se nos presentan es su perenme afabilidad. Son personas radiantes, felices. No les preocupa pasar frío, pasar hambre. Se sienten en paz. “Todos podemos ser Buda”, afirmó una de ellos.
Su acento se centra en el disfrute de las pequeñas cosas, en hacer las cosas con sentimiento, pero no la clase de sentimiento apasionado más propio de los placeres mundanos: “Cuando trabajes, no pienses en ello, solo trabaja. [..], pon tu corazón en ello.”. Estas son las palabras de este primer maestro con el que tomamos contacto.
El segundo de ellos, convive con otro de los monjes de esta pequeña comunidad de sabios, pero insiste en que cada uno se ocupa de sus propias tareas y aficiones. Su compañía no entorpece sus meditaciones.
Estas reflexiones son especialmente representativas de lo que implica la religión budista y su credo. La paz no está en los placeres que nos aporta la complicada vida común. La paz que buscan los budistas, se aleja de esa sed. Reconocen la vida como una constante fuente de sufrimiento, del cual es mejor distanciarse, esta fase de reconocimiento es llamada “Duhka”.
El trabajo, las relaciones interpersonales, la sociedad y sus ruidos y sus problemas, no son nada real. Cualquier preocupación, es una ilusión. Es fruto de un delirio imprudente, la única verdad tangible es el propio yo, pero no como una identificación absoluta o hegeliana. Se trata de un yo plural que no se ocupa de ambiciones egoístas. Es un yo en contacto con la naturaleza, un yo que fluye en todas direcciones, un ser conectado con el todo.
A las preguntas inquisitivas sobre la sabiduría, uno de los monjes responde con especial mofa en una serie de versos que entrega al joven aprendiz occidental: “Diez mil cosas hay, todas en este aliento, intentando agarrar el vacío, cuando en realidad no hay nada que decir”.
Estos, versos, elocuentemente, dejan ver con total transparencia la esencia del pensamiento que empuja a estos monjes a adoptar este estilo de vida.
¿Para qué preocuparse de problemas banales, si al final se desvanecen en la nada? Gastamos nuestra vida inmersos en este tipo de abstracciones que finalmente no nos llevan a nada, que únicamente nos transportan al mismo y viciado punto de partida.
Nos alimentamos de angustias constantes, y todo para tener el mismo final, y sin haber disfrutado tanto como la vida puede llegar a ofrecer.
Evidentemente, hay un muro cultural que nos impide aprehender los fundamentos y principios que puedan empujarnos a seguir el mismo estilo de vida. Pero quizá no sea absolutamente necesario seguir el ejemplo de estos sabios monjes para llevar una vida más sabia y feliz. Quizá simplemente, podemos aprender a vivir con menos, a dejar a un lado la dependencia de muchas pertenencias materiales que probablemente no necesitemos, y centrarnos en la búsqueda de un conocimiento más profundo de nosotros mismos, dejar a un lado nuestro ego, y convivir en paz y armonía con los otros. Quizá podamos arrancar un pedacito de la sabiduría a la que nos invitan estos monjes con su ejemplo. El trabajo, el esfuerzo, la meditación, la convivencia pacífica con otros respetando los espacios propios, quizás estas sean cosas que si podamos extrapolar a nuestro comportamiento . Quizás, esta sea una vía más cercana al superhombre al que aspiraba Nietzsche, al hombre mejor y desenrraizado de rencor y sufrimiento. Al hombre que solo puede mejorar el mundo con su ejemplo, un ser que se mejora a sí mismo, y lo hace alejándose de cualquier ley baja que desprecie la vida, si bien es una analogía más propia del hedonismo que del  ascetismo más cercano al budismo, pudiera ser una forma de entender y aunar ambas culturas, oriente y occidente, en una más cercana a nuestra forma de entender la vida, pero sin los excesos que la han viciado. 



Bibliografia:
Among white clouds: https://www.youtube.com/watch?v=FumyvVOVbaY
Budismo: http://es.wikipedia.org/wiki/Budismo
Deleuze: Nietzsche y la filosofía.

TALLAR EL ÁNIMO

          Continuamente los hombres suelen tallar su ánimo para conseguir diferentes fines. Hay quienes se moldean para ser nobles consigo mismos, abandonando al mundo y despreciando a la sociedad, convirtiéndose en ermitaños cuyo único conocimiento será el de uno mismo. Hay otros que se arrojan bajo las virtudes confucianas (benevolencia y justicia, lealtad y confianza,…) para conducir su cuerpo hacia una perfección moral; ellos dedican su vida a extender sus conocimientos virtuosos con el fin de dar paz al mundo.
Hay hombres cuyo objetivo es lograr fama, buscando solamente participación en el gobierno, así, hace fuerte al Estado sometiéndose a sus leyes y conquistando tierras para él. Otros sin embargo prefieren darse a la vida retirada, una vida entregada a la vacuidad. Hay quien busca una larga vida removiendo continuamente la energía vital de su cuerpo, eliminando su rigidez y volviéndolo ligero como el viento.
Pero hay otro hombre que sin necesidad de tallar su ánimo es noble, se perfecciona moralmente sin necesitar bondad o justicia, ordena al mundo sin buscar la fama, vive en la vacuidad sin dejarse llevar y su vida es longeva sin necesitar de remover sus energías. Este hombre vive en paz y el calma, es decir, es un SABIO.
                

El SABIO goza de todas las perfecciones sin haber alterado su naturaleza para adquirirlas; el sabio es capaz de mantener su mente sosegada porque ella misma permanece en paz, y gracias a que permanece en paz es capaz de alcanzar la calma. Conservando la paz y la calma hace libre su espíritu y conserva sus virtudes. El sabio no actúa por felicidad, ni por desgracia; se mueve cuando es forzado, es luz que no ilumina; su vida es flotar y su muerte descanso.


La calma, el silencio, el vacío y el Wu Wey son el origen de la Tierra y del Cielo, y son esencia del Tao y su virtud, por esto es que el sabio es capaz de mantener la calma. El sabio se guía por la ley del Cielo, es una mente en perfecta vacuidad, sin penas ni alegrías, es suprema virtud. Cuando está en reposo su virtud se identifica con el YIN; cuando está en movimiento su energía vital es YANG. El sabio permanece puro y sin mezclar, como el agua. Alimenta su espíritu moviéndose con el orden natural, haciendo el mínimo esfuerzo.
El secreto del sabio es que su espíritu fluye en todas direcciones, abarcando todo cuanto puede, transformando y alimentando a todos los seres. El sabio ha aprendido a guardar su espíritu, conservando su pureza y siendo uno con la razón del Cielo.

 “Para el gran sabio lo más precioso es el espíritu. A quien es capaz de comprender la simplicidad y la pureza llaman <hombre verdadero>”

Diálogo con una sombra

En esta historia, la sombra de Zhuang Zi habla con su propia sombra. Esta segunda sombra, que tiene por nombre Wang Liang, se queja a la sombra de Zhuang Zi de que no puede seguirle el ritmo: tan pronto camina como para, después se siente y vuelve a levantarse. Wang Liang le pide a la sombra de Zhuang Zi que decida qué va a hacer. A esto, la sombra responde que ella no puede hacer nada al respecto, pues depende de la voluntad de Zhuang Zi. Del mismo modo, los anillos de una serpiente o las alas de una mosca tampoco actúan según su voluntad, sino acorde a la de otro. Y aunque la serpiente dependa de sus anillos y la mosca de sus alas, cuando ambas mueren, ni las alas ni los anillos pueden hacer nada por sí mismos. La sombra de Zhuang Zi concluye advirtiendo que el cambio es una ley de la naturaleza: no hay ningún rey designado de antemano, sino que lo natural es decidir si se es señor o siervo.

Wang Liang, la sombra de la sombra de Zhuang Zi, pide explicaciones a ésta sobre su comportamiento. La sombra, como buena spinoziana, se quita de encima la responsabilidad de sus actos y se la achaca a Zhuang Zi. La crítica de Spinoza a la noción de libre albedrío es una de las más contundentes de la filosofía occidental: el judío afirma que en la base de la creencia en la libertad no se encuentra más que la ignorancia. A medida que incrementamos nuestro conocimiento sobre un fenómeno se reduce la aleatoriedad de sus causas, hasta que en un determinado momento se alcance un conocimiento que no deja nada a cargo del azar, de la supuesta libertad.

No obstante, como dice Nietzsche refiriéndose a la noción de libre albedrío, " el menor encanto de una teoría no es que pueda ser refutada (...), sin cesar vemos aparecer  de nuevo a alguien que se siente con fuerzas para refutarla aún". Y es que a pesar de los esfuerzos que autores como Nietzsche, Spinoza o Hobbes dedicaron a criticar sus bases, aún hoy la opinión (a veces) inconsciente y masivamente extendida es que el ser humano posee libertad y es en último término responsable de sus actos. Esta idea es incluso uno de los pilares de nuestro sistema judicial y de uno de los movimientos filosóficos más importantes del siglo XX, el existencialismo.


No obstante, la historieta acaba con una moraleja confusa: "El cambio es una ley de la naturaleza. No hay un rey o un ministro designado. Lo natural es decidir si eres un líder o un seguidor". Aunque en la historia se admite, con los ejemplos de la sombra y Zhuang Zi, de la serpiente y sus anillos y de la mosca y sus alas, que uno no tiene autoridad o control sobre sus actos; la sombra de Zhuang Zi comenta que se puede decidir si uno es líder o seguidor.  Más bien la moraleja parece querer dar un mensaje contrario a la historia: no culpes a quienes no son la causa de tus males, esfuérzate por ser tú mismo la causa de la solución. A mi modo de ver, esta actitud es, una vez más, una defensa de la idea de libre albedrío, que, como ya he mencionado, ha sido ampliamente refutada por los filósofos a lo largo de la historia.

Budismo y epicureísmo. Amongst white clouds.

En el documental “Amongst white clouds”, durante la primera parte, hemos podido acercarnos brevemente al estilo de vida de tipo budista, y sobre todo ermitaño. Tratan de llevar una vida llena de paz sin ser corrompidos por las cosas que no son esenciales. Explica uno de los ermitaños que hay que entender el método de la meditación y no cometer errores en la práctica si no quieres ir por el mal camino, lo que haría que la vida en las montañas fuera insoportable. Es un estilo de vida que cualquier persona que no esté totalmente convencida de los motivos por los que lo hace no creo que pudiese sobrellevar. Se abstraen de una serie de cosas superfluas que en nuestra sociedad moderna nos parecen vitales.

Ellos se libran de todo esto para alejarse de los problemas que no son realmente graves, la vida sobria de comodidades proporciona una paz mental  a la que nosotros, en la sociedad en la que vivimos, no podemos alcanzar. Hay entonces una oposición entre el sufrimiento que ellos podrían padecer en las montañas, del que se tienen que hacer conscientes para superarlo, y el nuestro diario por las pequeñas cosas innecesarias que forman nuestra vida. Se libran de una serie de cargas y dejan de sufrir ese tipo de dolor.
La vida ermitaña podría ser comparada a la que proclamaba el filósofo Epicuro, precursor del hedonismo. Buscaba la ausencia de dolor, esto era para él el placer. De modo que también apostaba por una vida templada  y carente de todos esos placeres innecesarios e innaturales por ser efímeros. Aunque sí que buscaba los placeres naturales y necesarios (necesidades básicas), así como los naturales e innecesarios (conversación amena, gratificación sexual y las artes). Huía de un placer a corto plazo si este iba a desembocar en un sufrimiento a largo plazo. El budismo comparado con esta corriente quizá sería un hedonismo más simplificado en el que priman las necesidades básicas y además la búsqueda del individuo. La autorrealización de uno mismo a través de un estado de soledad. La ausencia de dolor, la tranquilidad, la austeridad… son rasgos que tendrían en común ambas corrientes.

Aunque distan totalmente, por ejemplo, en la concepción del tiempo. El hedonismo epicúreo ve más allá del instante en el que se mantiene para contemplar las consecuencias a largo plazo. El budismo no es que no se preocupe por el devenir, pero vive para el instante. Lo esencial es el ahora y la realidad en la que se mantiene el sujeto. También se diferencian, por supuesto, en la obtención de esos placeres naturales e innecesarios de los que hemos hablado antes. La abstinencia budista se encuentra en el ámbito de la vida en comunidades amplias, la realización del sujeto es individual.


Habría que plantearse seriamente si es la sociedad la que corrompe al sujeto. Si el silencio, la soledad, el trabajo individual y el desapego son herramientas para una futura liberación del sufrimiento, ¿tendría razón Hobbes? ¿Homo homini lupus?  O, ¿Rousseau? ¿El hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad la que lo corrompe? 

sábado, 21 de marzo de 2015

"Hiding the world in the world"

Zhuang zi muestra en esta historia la preocupación de todo ser humano por mantener la vida y evitar la muerte. Comienza diciendo que aquel que ama la vida y odia la muerte no entiende los principios de la naturaleza. Precisamente, estas personas son como alguien que esconde su barca en el interior de una montaña, mientras duerme un gigante mueve esta montaña y, a pesar de ello, el individuo piensa que su barca está a salvo ahí oculta.
La naturaleza siempre va a regir por encima, independientemente de lo que el hombre haga por controlarlo todo, no puede huir de los principios naturales. El cambio no perdona. La naturaleza misma implica la transformación. La muerte es parte de la vida así como de la naturaleza. Intentar ocultar un aspecto de la vida por miedo es tan sólo una forma de auto-engaño, porque sin la muerte no habría vida, es condición necesaria, la vida incluye la muerte por definición.

Por eso, concluye la historia Zhuang Zi con estas palabras: “Dar vida y muerte sobre la naturaleza. Ocultar el mundo en el mundo es la manera correcta de imitar la naturaleza, el gran maestro.” Intentamos constantemente jugar a ser Dios, creemos que tenemos el secreto para frenar un montón de cambios naturales. Evitamos hablar de la muerte a toda costa para creer que no existe o que le llegan a todos menos a nosotros. Evitamos morir. La esperanza de vida aumenta a costa de vivir más años decadentes, muriendo. Creamos infinitos cosméticos  e intervenciones de cirugía para, no sólo no hablar de la muerte sino para evitar ver en nosotros el paso del tiempo reflejado. Las arrugas no están bien vistas en nuestra sociedad, nos recuerdan nuestra edad y precisamente las fechas son las que finalizan una época. Quien actúa así no puede amar la vida, no puede asumir todas las consecuencias que tiene vivir. Este Olimpo que estamos montando de seres inmortales plagados de botox no puede ser el lugar donde se respire a vida.

No se puede disfrutar plenamente una vida que está huyendo del paso del tiempo y, al fin y al cabo, del proceso natural. Por mucho que intentemos no avanzar la naturaleza es sabia y más fuerte, no va a evitar que el proceso siga su curso, ni ella ni nosotros. Aunque juguemos a operar artificialmente para cambiar el proceso, la naturaleza es más grande que todo eso, podemos mantenernos durante más tiempo pero no somos perennes.  Siempre que intentemos modificar un ápice de ella nos vamos a quedar en la mera imitación.

¿Se trata de una involución? Más bien de una deceleración de lo inevitable. Los pactos con el diablo han llegado, estamos dando algo a cambio por olvidar la muerte. ¿Qué es ese algo? Puede ser tanto calidad de vida, como madurez, incluso el propio bienestar. El precio de la vida empieza a ser muy alto cuando quieres huir de su fin. Evitamos el efecto primario de la vida con una cantidad enorme de efectos secundarios dañinos.

Noelia Pérez Plaza.

viernes, 13 de marzo de 2015

El faisán enjaulado.

"Encontrar comida no es fácil para un faisán salvaje, debe andar hasta diez pasos para encontrar un simple gusano, e incluso cien para una mísera gota de agua...pero todo esto es preferible a estar encerrado en una jaula."
Así empieza el cuento de Zhuang Zi. En esas tres simples líneas, ya ha conseguido trasmitirnos toda la fuerza del mensaje que espera trasmitir. Pero la historia no acaba ahí. A continuación, nos narra los lujos de los que este faisán podría disponer si aceptara vivir en cautividad: no le faltaría absolutamente de nada. Bebería y comería a gusto y disgusto. Su vida sería "plena", Un sueño. Un sueño hecho realidad a cambio tan solo de su libertad. Suena ridículo, y sin embargo, es el planteamiento que estructura nuestra sociedad actual. No se libra ni oriente ni occidente. Ni la izquierda ni la derecha. Cualquier planteamiento político-social actual quiere vendernos aquel castillo de humo. Te darán comida, te darán protección, te darán trabajo. Simplemente cambia el envoltorio en el que esperan vendértelo.  ¿Y a cambio de eso? Tu insustancial libertad. Tus ocho horas diarias, tus cuarenta años ligado a un terreno que ni siquiera te pertenece, tu esfuerzo constante. Tu vana libertad. Y lo cierto,es que muchos parecen conforme con aquello. Las hipotecas son el pan de cada día. Los trabajos absorbentes y déspotas, las jornadas de trabajo interminables, a cambio de esos metros de espacio intimo que te has asegurado de hacer nombrar tuyo, aunque el banco pueda echarte en cuanto no pagues tu esclavitud mensual.
¿Es esto realmente a todo lo que podemos aspirar? ¿Es esto a lo que debemos rendirnos? ¿Jaulas de mimbre? Quizás, deberíamos empezar a replantearnos si no vale más la pena escoger el camino difícil. Escoger una vía de escape a toda aquella estructura de pesadilla y pensárnoslo dos veces antes de vender nuestro tiempo, nuestra libertad, a cambio de placeres vacíos, de sueños de comodidad y confort. 
Puede que el camino de la libertad no sea sencillo. Quizás tengamos que caminar más de cien pasos para encontrar agua como ese faisán. Quizás debamos renunciar a nuestras camas cómodas y nuestras vidas pre-construidas, pero lo que se obtiene a cambio, no es ningún fantasma de humo: tu integridad tu voluntad y tu naturaleza. Y esto, no es responsabilidad de ningún sistema. La libertad, no se gana o se construye, la posees en cada instante de tu vida. 
No se trata tampoco de coger una mochila y perderse a pasar penuria, esto tampoco es lo que reclama la historia, ni hay necesidad de llegar a aquellos extremos. 
La historia finaliza con otras líneas igualmente elocuentes: "La persona que ignora el valor de su crecimiento personal, nunca disfrutará de los placeres materiales a los que ha renunciado, a día de hoy ¿Cuántas personas despreocupadas conoces?". 
No se trata de rebelarse contra el sistema conformándose en una ideología diferente que te venda un humo multicolor. Se trata simplemente de valorar de verdad el regalo de la libertad. De aprender a disfrutar de la vida sin preocupaciones innecesarias que te aporten caprichos momentáneos. De que hagas lo que hagas, seas feliz con ello por arduo que parezca.

jueves, 12 de marzo de 2015

La historieta sobre la que versa este comentario es la titulada “The Earth Spirit’s Tree”, la cual relata una parte del viaje a Qi de Shi el Carpintero junto con sus estudiantes para construir un casa y, concretamente, se centra en el momento en el que llegan Quyuan, en donde se encuentran con un roble, al que se concibe como dios del lugar. Era un árbol tremendamente gigantesco, de un grueso de unos cien pasos, eran tan alto que podía tocar las nubes nos dicen en la tercera viñeta, sin embargo, el maestro carpintero pasa por delante sin dirigir su mirada hacia él, motivo por el cual los estudiantes, que habían quedado fascinados ante semejante creación de la naturaleza, fueron corriendo detrás del Maestro carpintero para preguntarle por qué no se había detenido a contemplarlo, a lo que Shi responde que lo olviden, que no merece la pena, puesto que es completamente inútil. Afirma que si los hombres tratasen de hacer algo con esa madera los resultados serían nefastos y que, por lo tanto, se trataba de una madera que no servía para nada.
En la viñeta número ocho se representa el momento en el que Shi ha regresado a casa y tiene un extraño sueño, en el cual se le aparece el árbol de la aldea de Quyuan, quién le pregunta por la inutilidad que le había atribuido el Carpintero previamente. El Roble afirma que desde el punto de vista de los árboles ser útil es como tener una enfermedad terminal y, por lo tanto para ellos, ser considerado un árbol inútil por los hombres es lo mejor que les puede pasar, puesto que si él hubiese sido útil entonces habría sido talado hace mucho tiempo y, entonces no habría alcanzado su tamaño y, es más, no habría completado su ciclo natural.
Para finalizar Shi, arrepentido, se disculpa con el Roble por haberlo considerado inútil, pues su consideración sólo contemplaba el punto de vista humano.
Es muy interesante la reflexión que se hace acerca de la utilidad y desde qué puntos de vista se contempla. Un término que, creo puede guardar relación con esta historia, es el de empatía, porque es algo que se nos pide a todos, con el fin de lograr una mejor convivencia social por ejemplo, sin embargo, con esto parece que sólo debiéramos empatizar con el resto de los seres humanos y, de este modo como dice Matthieu Ricard, vivimos bajo una cadena de pensamientos que selecciona y aísla un único aspecto de la realidad. De este modo no podemos alcanzar una plena conformidad con el Tao.

Zhuang Zi - "The music of nature"

"The danger of knowledge" por Noelia Pérez

En la historia de Zhuang Zi “El peligro del conocimiento”  comienza haciendo una distinción entre vida y conocimiento, atribuyendo a cada uno las características de limitado e ilimitado respectivamente. Dedicar toda una vida a intentar alcanzar el conocimiento es una tarea ardua.  El planteamiento es que intentar abarcar durante la vida, que es perenne, el conocimiento resultaría absurdo porque no sería posible conseguir lo ilimitado por medio de lo limitado.  Dar una vida entera por el conocimiento es una carrera a contrarreloj siempre hacia el horizonte. Además, tener la arrogancia para pensar que, incluso sabiendo que no es tarea fácil, somos capaces de tenerlo y que saber esto nos otorga una mejor posición intelectual es incluso más peligroso. El conocimiento puede ser una herramienta para tratar con el mundo pero ni mucho menos se trata de quedar en este estadio de observación, la persecución del conocimiento no debe ser una forma de vida. Podemos conocer e ir aprendiendo pero que esto no sea una atadura o un sacrificio. Relaciona al conocimiento con la naturaleza, como si en ella misma se hallaran los principios, pero hay que dejar fluir a la naturaleza y que emerja, no hay que ejercer presión en nosotros ni en estos principios. Hay que entender, no quedarnos con lecciones banales pero tampoco tener sed constante de saber para amontonar más y más en un baúl de la memoria porque de la naturaleza misma también se aprende. Hay una resignación a quedarnos sentados en la vida teorética, invita a conocer también la vida práctica y a saborear esos principios y conocimientos desde este plano. Esto me recuerda a la vida contemplativa que propone Aristóteles como la más virtuosa de todas por alcanzar el conocimiento, pero vista desde esta perspectiva del Zhuang Zi podríamos añadir el conocimiento por medio de la praxis. Que la vida contemplativa también esté sumergida en una relación con el mundo. Aristóteles define la felicidad como una actividad del alma, es por esto que desde esta interpretación, la contemplación podría ser expuesta como una actividad inmersa en la naturaleza. Sería razonable una vida virtuosa que pretendiera alcanzar la felicidad, y que el conocimiento no sea sinónimo de esta, el conocimiento no debe ser un fin en sí mismo. Conocimiento entendido como un medio para la vida, actividad incesante. Que la naturaleza nos vaya sorprendiendo con sus transformaciones en el ámbito práctico una vez que conocemos los principios. Se trata de la vida teórica puesta en marcha como mecanismo para entender la naturaleza, para disfrute de la vida. La teoría se ve empujada por la práctica, ambas pueden ir de la mano sin pisar la una a la otra, puesto que la teoría no camina por sí sola, está basada en hechos, ni la práctica está por encima de la teoría. Me parece que Zhuang Zi hace un balance de ambas como fuentes de enriquecimiento vital. Aristóteles por la argumentación anterior podría ser enfocado en esta perspectiva asumiendo el modelo de vida contemplativa como la mezcla homogénea de teoría y praxis, en la theoria también se acaba alimentado a la técnica, y las virtudes éticas son aprendidas en la medida que van a ser aplicadas en la práctica, el alma se nutre de las dos para alcanzar la felicidad.

Wey Wu Wey significa: DEJAR EN PAZ

             Wu Wey es una expresión muy común en la filosofía china que se representa por la no-acción (Wey Wu Wey = hacer no-haciendo), pero sin embargo esta no-acción no es concebida como un dejar de hacer en la filosofía oriental sino que significa más bien un retorno a la espontaneidad, una transformación nietzscheana a la forma del niño, de quien podemos lograr que sus actos sean flexibles, libres y empujados por lo natural. Para Zhuang zhi se torna necesario DEJAR EN PAZ al mundo, así como NO INTERVENIR en él.  
        En el reino de Yao, éste quiso gobernar a su gente de tal forma que se sintieran en contacto con su naturaleza;en este reino ya no hubo tranquilidad. En el reino de Jie se quiso que los hombres renegaran hasta odiar su naturaleza; en este reino ya no hubo alegría. El Yin y el Yang son las fuerzas que constantemente alteran la naturaleza de cada cosa y las despista de su camino, distrayéndolas. Sin embargo, son estas mismas fuerzas las que son capaces de regular las dosis de sentimiento en las cosas para que haya una estabilidad natural. A los hombres siempre se les ha enseñado a obrar mediante los premios y los castigos, mas no basta la grandeza del universo para premiar o castigar. Si los hombres insisten en modificar o alterar la naturaleza de otras cosas, solamente provocan la alteración tanto de su estabilidad natural como la estabilidad de la cosa a la que quieren modificar. Por lo tanto, un hombre que se vea forzado a gobernar siempre será mejor que siga la expresión Wu Wey. Un hombre preparado para gobernar se siente en sintonía con la naturaleza, y se pregunta: "¿Qué necesidad tengo yo de gobernar?"  
        Los valores positivos en la cultural occidental como lo son la sabiduría, el conocimiento, la justicia, la benevolencia, etc, se tornan positivos cuando se encuentran estables en la naturaleza de uno; así, estos valores en una persona o bien existen, o bien no. Sin embargo, si no se encuentran estables, provocarán en el hombre confusión y alboroto, incluso en el mundo. Curiosamente en este segundo punto es cuando la gente del mundo comienza a dar importancia y a tener en gran alta estima estos valores. Así, maltratan su cuerpo hasta asimilar la benevolencia y la justicia, y agotan su energía para construir leyes y normas que los limiten. Todo ha hecho el hombre para escapar de sí mismo, mas ¿habrá servido de algo?  
        Un mente en sintonía con el Wu Wey es como la mente de un niño que juega, únicamente por jugar, sin haber estado condicionado bajo prejuicios o costumbres, es la mente en conexión con su naturaleza. Es muy importante el concepto de vacío en esta expresión, ya que la mente debe ser un espacio vació el cual se llena de espontaneidad, que es la naturaleza. Por tanto no necesitará preguntarse por el porqué de las cosas, ni siquiera por las cosas mismas, al igual que el Sol no tiene no necesita ser consciente de que da calor a las cosas del mundo para que esto sea un hecho. El hombre sabio no necesita hacer saber a los demás de su sabiduría, ya que entonces el pueblo se dividirá y desconfiarán unos de otros, alterando su virtud. El hombre sabio es quien no deja huella al caminar, es quien se esconde en las montañas y se siente igual a cualquier hombre. La virtud no se encuentra en las cosas buenas, pues un esceso de cosas buenas también es una alteración de la naturaleza que puede tornarse en un camino dificíl. La virtud consiste en respetar las fuerzas del Yin y del Yang, y respetar los tiempos de calma y tormenta.  
Por eso, 


 "El hombre de bondad superior es como el agua. La bondad del agua consiste en que a todos sirve sin conflicto. Mora en los lugares que todo hombre desprecia. Por ello está próxima al Tao". 


Tao te Ching, Lao Tsé.

Comentario de "Natural use" por Alejandra Rubio

El comentario que he decidido exponer se denomina Natural Use (uso natural). Comienza con una conversación que tiene Zhuang Zi con Huizi sobre el Dao, entendiendo esto último como un sable chino o una espada china. Tras esta conversación, Huizi le dice a Zhuang Zi que todo lo que está exponiendo no tiene sentido alguno y que sus palabras son triviales, y, por lo tanto, apela al sentido de inutilidad de éstas. En la segunda viñeta, se observa como Huizi se encuentra abrumado y enfadado con Zhuang Zi después de la conversación.  En consecuencia, Zhuang Zi responde a Huizi de una manera que le deja confuso, es por ello, por lo que alude a intentar entender el termino de utilidad, ya que, el significado de inutilidad lo tiene presente.
Es aquí donde entra en juego el sentido de utilidad al que quiere aludir Zhuang Zi. Es por ello, por lo que, en la viñeta número 4, Zhuang Zi señala al suelo donde se encuentra Huizi demostrándole que se encuentra sobre ese pequeño trozo de tierra. Se puede entender esto, como una manera de reflejar el sentido de utilidad hacia lo que puede entender una persona, como por ejemplo, la utilidad de “pisar firme” en el suelo, siendo útil para poder caminar, saltar, correr, etc. Tras esto, Zhuang Zi corta toda la tierra que rodea el trozo, dando lugar a que, el pequeño trozo de tierra donde estaba Huizi, se rompiera. A consecuencia de esto, Huizi se cae del suelo y se desploma, siendo el preciso momento en el que Zhuang Zi le pregunta de una manera irónica a Huizi que cómo es de útil ahora ese mismo trozo. Esta escena parece aludir a la manera irónica con la que se trata en el día a día los términos de utilidad e inutilidad. En muchas ocasiones, se puede exponer que algo parece útil sin reflejar de algún por qué es, y, sin embargo, puede haber un cambio sustancial y que todo el esquema de utilidad se derrumbe, como ha pasado con el trozo de tierra de Huizi. Por ello, parece que estos términos han ido variando a lo largo de la historia y de la cultura, ya que no es lo mismo ver como algo que parece útil en la actualidad, como puede ser una televisión, puede parecer inútil con la incorporación de otro nuevo objeto que lo sustituya.
Por último, Zhuang Zi expone que el término de utilidad se construye en el mismo término de inutilidad, y, por tanto, este último se construye con el primero también. Esto parece ser que, tanto un término como su opuesto, se fundan y se necesitan el uno del otro para existir, ya que si no se apela a que algo es útil, como puede ser, en este caso el suelo, o incluso, como ha expuesto Zhuang Zi en otras historias sobre los árboles. Desde la modernidad, se ha entendido este termino de utilidad como algo material, por el cual, lo que sea útil tiene que dar un beneficio a la sociedad para mejorar su calidad de vida. Sin embargo, se observa que, por ejemplo, en Marx el termino de utilidad da lugar al valor de uso, y, por ello, por lo que una sociedad al vender su fuerza de trabajo se convierte en este valor de uso, como una mercancía más del capitalismo. Tras esto, si observamos que, la utilidad se encuentra ligada a permanecer como una servidumbre al servicio de un amo o, ya en otras palabras, de un empresario, se observa que esa utilidad se convierte en otra cosa distinta. Por ello, la inutilidad debe de entrar en juego como algo que al parecer que no tiene ese valor de uso, puede ejercer su propia libertad. Como consecuencia de esto, la pregunta que debería plantearse en una sociedad basada en esta utilidad e inutilidad sería, ¿qué sentido tiene la utilidad que es tratada como un encarcelamiento?

miércoles, 11 de marzo de 2015

Riding with nature



    En esta historia, Zhuang Zi y su aprendiz encuentran se encuentran con unos leñadores y un grupo de árboles muy altos. Al ser preguntados por ellos, los leñadores explican que dejan vivir a los árboles por ser inútiles. Más tarde, Zhuang Zi y su aprendiz están cenando en casa de un amigo, que decide matar a uno de sus gansos para servirlo en la cena. De una pareja de gansos escoge al que no puede graznar, esto es, al que considera más inútil.

Es entonces cuando el aprendiz de Zhuang Zi se pregunta cómo es posible que los árboles, siendo inútiles, vivan; mientras el ganso, siendo también inútil, muera. Zhuang Zi responde que el mundo requiere cosas de nosotros, y que por ello es difícil mantenerse en equilibrio entre lo útil y lo inútil. Zhuang Zi explica que estos son conceptos relativos y que, por lo tanto, uno debe adaptarse a las circunstancias. El hombre sabio debe trascender estos conceptos y ser acorde con su naturaleza.

La idea taoísta de adaptarse a la naturaleza de uno me recuerda a una crítica que Nietzsche hace de los estoicos en el aforismo 9 de Más allá del bien y del mal. En el primero de estos aforismos, Nietzsche parte de la sentencia estoica "la felicidad, el bien supremo, consiste en vivir de acuerdo con la naturaleza", de la que dice que puede tener dos sentidos: o bien ser perfectamente impertérrito e imparcial, de lo que dice que "vivir, ¿no es precisamente querer ser diferente, preferir, ser injusto?; o, por otro lado, que vivir de acuerdo con la naturaleza significa de acuerdo con la vida. Ante esto Nietzsche se pregunta cómo se podría actuar de otra manera. Los estoicos, por tanto, hacen un principio de lo que no pueden dejar de ser, lo que es una tautología.

Aunque estoy de acuerdo con la postura de Zhuang Zi acerca de que los conceptos útil e inútil son relativos, en esta historia Zhuang Zi afirma que la única manera de "no sentirse exhausto" es trascender estos conceptos y actuar acorde a la propia naturaleza, con lo que Zhuang Zi apela a una naturaleza que no es relativa, sino trascendente.


Es esta noción de una naturaleza trascendente la que parece ser similar a la de los estoicos que Nietzsche critica. La lección de Zhuang Zi es una pauta vaga y difusa: si lo que está diciendo es que debemos adaptarnos y actuar en función de la situación, ¿en qué se distingue esto de decir que actuamos persiguiendo una utilidad? Y si, en cambio, se refiere a que actuemos según nuestra naturaleza, según aquello que somos o que nos corresponde, ¿no estaríamos, como Nietzsche advierte, haciendo un principio de lo que no se puede dejar de ser?