martes, 28 de abril de 2015

¿Qué nos diría Confucio?

"Las analectas" de Confucio

A través de "Las analectas" del Gran Maestro conocemos hoy uno de los sistemas político-social más antiguos y que, bien hoy, podría sernos de gran ayuda para poner fin a muchos de los conflictos paradójicos, hipócritas, sin ningún tipo de sentido,… de las sociedades “avanzadas” actuales.
Confucio parte de una idea muy similar a la mantuvo Aristóteles, a saber, el ser humano es un ser social por naturaleza. Así lo expresa el Maestro:


4.1. El Maestro dijo: «Es hermoso vivir en medio de la humanidad. Difícilmente es sabio escoger un lugar para vivir desprovisto de humanidad».

Es más que probable que esto sea así, muy pocos de nosotros querríamos vivir en la absoluta soledad, la mayoría necesitamos relacionarnos con otros individuos, por lo menos de vez en cuando. Siendo así las cosas, queda la pregunta del millón, a saber, ¿cómo podríamos convivir todos en paz? Pregunta muy difícil de contestar con exactitud y en pocas palabras o líneas.
Uno de los principales puntos creo que es la figura del gobernante, que asemejaría con la figura del caballero que se nos presenta en “Las analectas”.

2.13. Zigong preguntó qué era ser un verdadero caballero. El Maestro respondió: «Es quien sólo predica lo que practica.»

1.14. El Maestro dijo: «Un caballero come sin llenar su vientre; escoge una morada sin exigir comodidad; es diligente en su trabajo y prudente en su hablar; busca la compañía de los virtuosos para corregir su propio proceder. De un hombre así puede decirse en verdad que tiene el deseo de aprender.»

8.6. El maestro Zeng dijo: «Podéis confiarle el cuidado de un huérfano, podéis confiarle el gobierno de todo un país; si lo ponéis a prueba, permanece inalterable. ¿Es alguien así un caballero? Sin duda, lo es.»

Estas son algunas de descripciones que encontramos de lo qué es “un caballero” y, posiblemente, no nos vendría mal tener unos cuantos de estos gobernando en el mundo, sin embargo, actualmente encontrar un caballero ético es de las cosas más difíciles, tal vez porque llevamos tantos años conviviendo en sistemas corruptos, degenerados, en los que han prevalecido los intereses de unos pocos, que han acabado degenerando  prácticamente a sociedades enteras. Tenemos un problema de base, a saber, pretendemos vivir en sociedades cuando carecemos del sentimiento de comunidad. En casi todos los países falta ese espíritu de compañerismo, de solidaridad,…en definitiva, el espíritu mismo de sociedad.
Al ser esta la situación, que podríamos describir como caótica dentro de un supuesto orden, la solución que se les ocurre a nuestros brillantes gobernantes es acabar con cualquier problema imponiendo leyes, que reflejan, a fin de cuentas,  la opinión (doxa) de los que gobiernan. Confucio, al igual que Montesquieu, consideraba que la necesidad de las leyes era un signo claro de la falta de moralidad en una sociedad, es decir, que un país que imponga pocas leyes está en el camino para tener una adecuada convivencia social, sus individuos estarán en el camino de aprehender lo que implica vivir en una comunidad. Cuando somos pequeños nuestros padres nos imponen diferentes normas, pero a medida que maduramos y nos hacemos responsables, las normas autoritarias desaparecen, es decir, no necesitamos que nuestros padres nos vengan decir que, por ejemplo, tenemos que colaborar en la tareas del hogar, es algo que entendemos que ha de ser así, si queremos convivir con otras personas. El gobierno también trata de alcanzar este objetivo, sin embargo, nos tratan como a niños imponiendo tantas leyes.
Muchas de las sociedades actuales son como un árbol que hubiese crecido, desde el comienzo, torcido, no se puede enderezar. Sólo queda una opción, cortarlo de raíz.

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