A11 69 XXV
Este
fragmento expone la idea de legitimidad del Tao, siendo de gran importancia ya
que se considera una algo que se encuentra por encima de la ley del Cielo y
anterior a esta, es decir, que el Tao es aquello que engloba todo lo que es o
puede llegar a ser. Por ello, se puede entender como Tao, según las enseñanzas
de Lao Tse, un concepto de unidad absoluta y al mismo tiempo mutable que
conforma la realidad suprema y el principio cosmológico y ontológico de todas
las cosas. Es por ello, cuando se denomina en este fragmento a que ‘hay una
cosa confusamente formada anterior al Cielo y a la Tierra’, en este caso se
refiere al Tao, y a su carácter de unidad, incluso llegando a referirse a un carácter
casi maternal. Por lo tanto, referirse a la palabra Tao es referirse a la ‘vía
o camino’ que hay que seguir para conseguir una armonía filosófica entre la
naturaleza y el ser humano. La idea citada como ‘Forzado a darle un nombre,
llamárala yo <<grande>>’, esto sobrecoge la referencia a que si
realmente se le aseverase un nombre propio que pudiera englobar todo el
concepto de unidad absoluta y al mismo tiempo lo mutable, sería el Tao,
pero, se entiende que si se pudiera conocer
este nombre preciso no podríamos descubrir su esencia o naturaleza. Así pues,
al englobar todo, es capaz de extenderse sin límites y volver a retornar en sí.
En
este momento, se puede contemplar la palabra <<grande>> como denominación
principal a la hora de hablar de los 4 momentos del estado, que son el Cielo,
la Tierra, el Tao y el soberano. Esto alude a la idea de que el soberano
contempla la ley de la naturaleza y la del Cielo, y que, por tanto, debe
respetar el Tao, y que en el momento que no es respetado, este soberano debería
de desocupar su legitimidad de poder que tiene sobre el Estado. Por lo tanto,
se entiende que la naturaleza es la norma del Tao, refiriéndose a que es
importante seguir la vía de la armonía con la naturaleza para avanzar en el
sendero de la vida. El objetivo fundamental de los taoístas es alcanzar la
inmortalidad, si bien, a veces no se entiende está literalmente, sino como
longevidad en plenitud. De la misma manera, se decía que las personas que
vivían en armonía con la naturaleza eran inmortales. Lao Tse fue deificado como
dios taoísta, es decir, un inmortal. Sin embargo, la antigua forma del taoísmo
era la de una corriente filosófica y no una religión, por lo que los antiguos
pensadores interpretaban por «inmortalidad» el hecho de auto superación del
propio ser en comunidad con el entorno, lo que implica buscar la superación y
el progreso personal y colectivo, de acuerdo con la mutación constante que
enseña el taoísmo.
En
conclusión, se debe entender el Tao como una idea epicúrea, es decir, intentar
alcanzar una armonía con uno mismo y la naturaleza, para seguir su propio camino,
sin entrometerse en el camino que sigan los demás seres humanos. Así pues, un
soberano debe de adaptarse a la mutaciones que puedan darse en el momento de su
imperio, como puede ser las guerras, y siempre respetando el camino que se debe
seguir para crear una sociedad más justa y benevolente. Por ello, no es que sea
algo así como ‘inmortal’, sino que aquello que se conserva es el Tao que va
avanzando en la vida de uno mismo para alcanzar ese equilibrio entre la
naturaleza y tu propio ser, consiguiendo, por tanto, una felicidad colectiva e
individual.
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