Confucio
tenía cantidad de discípulos, realizaba el papel de educador y por eso la educación
es un tema de suma importancia en sus escritos. El autor
de las Analectas hacía hincapié en que para aprender primero había que
despertar en el discípulo el interés o él mismo debía tenerlo. Se plantea la educación
no como una obligación, sino una forma de conocer y crecer, algo que se debía
hacer con gusto.
La
educación era una forma de desarrollar los talentos de los estudiantes. Cada
uno de ellos diferente y en busca de nutrir sus capacidades de forma diferente. Es por esto que no hay
una pauta generalizada de estudiar sino que cada uno seguía su camino en busca
de querer seguir aprendiendo.
La
forma de enseñanza de Confucio como podemos apreciar en las Analectas es a
veces similar a la mayéutica, interactúa con sus discípulos a través de las
preguntas. No creía en los grandes tratados para transmitir algo sino que en
breves dosis de sus pensamientos en apariencia de aforismos Confucio invita a la
reflexión una de las partes más importantes de sus enseñanzas.
El
conocimiento no consiste en memorizar simplemente y repetir en el momento
oportuno sino que se interiorice lo aprendido por parte del mismo sujeto
interesado en aprender que comprende y piensa sobre aquello que despierta su
inquietud porque así aprenderá realmente. Llegando él mismo no sólo a
conclusiones sino a sus propias reflexiones. Estos son los silencios a los que se hace referencia en la introducción, Confucio no habla de más, habla la suficiente para dejar una puerta abierta a la reflexión. Calla en el momento oportuno para que el individuo viva en una lección continua, no dejar de aprender y no dejar de preguntarse por qué. Mantiene vivo el interés y la maquinaria cognitiva. Lo que llevará a poner en práctica
lo aprendido en su vida misma. La enseñanza vale también para el terreno
práctico y social. No son simplemente pautas de comportamiento sino que es un
conocimiento que podemos usar a lo largo de la vida.
2.15.
El Maestro dijo: «Estudiar sin pensar es inútil. Pensar sin estudiar es
peligroso.»
Pero
todo esto choca bastante con el modelo actual de educación, donde desde el
colegio se establece un tipo de enseñanza disciplinaria donde la relación es
vertical, el profesor es la autoridad. Confucio no apostaría a esto
precisamente, su relación con los discípulos era simétrica, de igualdad. Una
clase a modo de seminario donde los alumnos participasen al igual que el
maestro.
Además
el método de enseñanza actual deja lugar a un chirriante desinterés por parte
de los alumnos en las distintas asignaturas. Confucio quizá propondría un cambio
por parte de los educadores como en los estudiantes, la motivación como sabemos a día de hoy es esencial, así como potenciar las habilidades. No
intentar encajar a todos los alumnos en el mismo modelo atornillado. Por
ejemplo, aunque no viniendo al caso, existen, pero son escasos los colegios con
un sistema especial para los niños con déficit de atención y/o hiperactividad;
su problema para mantener la concentración hace que no encajen en el método de
evaluación como son los exámenes escritos, donde su atención se desvía. Por no
hablar de la obligación de todos los alumnos de mantenerse sentados en una
silla atendiendo durante la hora de clase, tarea casi imposible para niños con
TDAH. Quizás no teniendo mucho que ver con el tema de los talentos me parecía
un buen ejemplo sobre cómo hay problemas no solventados aún en una educación en
decadencia.
Gráfico del informe PISA, 2014
Noelia Pérez.
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