miércoles, 6 de mayo de 2015

Preservar la humanidad

En el capítulo 4 de estas Analectas, el Maestro nos narra en favor de la práctica de la humanidad, desde un sentido colectivo, en el que los seres humanos como un conjunto debemos orientarnos hacia la realización colectiva.

<<Es hermoso vivir en medio de la humanidad. Difícilmente es sabio escoger un lugar para vivir desprovisto de la humanidad.>>

Al contrario que otros pensamientos orientales a favor de una interioridad que no tiene por qué ser alimentada de sociedad, el Maestro trata de mostrar la sabiduría de convivir en grupo. Actualmente sí resulta realmente difícil poder aislarte en un lugar desprovisto de hombres, ya que la población se ha multiplicado grandiosamente y cada persona busca su hueco en el mundo. Pero sin humanidad, el hombre está desprovisto de lo que le hace ser humano, como son los sentimientos hacia los demás, y difícilmente puede soportar la alegría, el odio, la adversidad, etc. Un hombre que vive en humanidad sabe amar y odiar, sabe cómo manejar al conjunto de seres humanos, y dentro de este conjunto se forma una esfera sólida con un objetivo único: su  propia realización, ya no individual, sino como un conjunto. Entonces todas las partes que forman ese todo se orientan hacia un único objetivo, y es por ello que no hay espacio para el odio ni la maldad.

<<Cuando se busca realizar la humanidad, no hay lugar para el mal>>

 La realización de esta esfera comprende una serie de principios los cuales no se deben abandonar, puesto que se desvía el camino de la realización. La virtud consistirá entonces en hacer valer estos principios y no abandonarlos, a pesar de todas las adversidades. Todas las virtudes superficiales como son la riqueza, la belleza, la nobleza, etc, son complementos que no determinan tu persona, tus inclinaciones o tu fuerza de voluntad. Esos complementos son volátiles, contingentes, por lo que no merece la pena defender lo contingente y rechazar tu propio yo, que se funda en principios que determinan tu fuerza, te hacen poderoso personalmente y dan grandeza a tu persona.

<<Nunca he visto realmente a un hombre que amase la bondad y odiase la maldad>>

 El amor por la bondad es otro de los conceptos clave que sirven de principios de virtud para el hombre realmente humano. Un hombre debe amar la bondad puesto que así no permitirá que ningún resquicio de maldad quede en su interior; los hombres poseen fuerzas mayores o menores que les empujan hacia unas determinaciones u otras, pero para amar eternamente a la bondad y la benevolencia se debe poseer gran cantidad de fuerza. Nuestros errores conforman nuestra manera de pensar, de ser y de comportarnos frente a los demás, pero siempre hay que preservar la verdad. La verdad es aquello por lo que nuestros errores y carencias que nos definen quedan camufladas. Un hombre que lleva la verdad por delante, da igual cómo vaya vestido, si es pobre o rico, ya que como dice el Maestro nadie tiene una posición determinada en el mundo.

<<Escucha la Vía al amanecer y muere satisfecho al atardecer>>



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