Durante el siglo V a. C. apareció en China una
escuela que se preocupaba especialmente por los asuntos del Estado, a saber, la
escuela moísta, cuyo principal representante fue Mo Zi. Este fue previamente un
gran seguidor del confucianismo, sin embargo, se aparto de esta escuela por
considerar, muchos puntos de su doctrina, inútiles o insuficientes.
Uno de los rasgos distintivos, respecto del confucianismo, era que sus
integrantes provenían de las clases populares.
El objetivo de Mo Zi era formar personas útiles para el Estado, de modo que se
les brindaba una formación militar, a pesar repudiaban la violencia y las
guerras, con el fin de disciplinar a los discípulos. Todo ello siguiendo
radicalmente un criterio, aquél que les permitiese conocer lo bueno y lo malo,
lo correcto y lo incorrecto,…seguir la voluntad del Cielo y su voluntad es el “amor
universal”, esta es una de las ideas fundamentales en el moísmo. Con ello abogaban
por una absoluta unión de la humanidad, respetándonos y amándonos unos a otros.
Una idea, por lo menos a día de hoy, un tanto utópica.
Siguiendo este método, afirmaban que se solucionarían todos los problemas de
las sociedades humanas. Lo principal es que el gobernador siga, rígidamente, la
voluntad del Cielo, de este modo estará dando ejemplo al resto y, así, todo el
mundo ira viendo lo beneficioso que resulta seguir el criterio del “amor
universal”, ya que de ello se derivaría una justicia universal, puesto que el
Cielo ama a todos por igual y ansía el orden y la paz, por eso se ha de seguir
su voluntad.
Por otro lado, Mo Zi habla de un sistema de premio y de castigo, proporcionado
por el Cielo y los espíritus, en función de las acciones que se cometan.
Más adelante, en el siglo III a. C., aproximadamente, surgió la escuela
legalista, representada por Han Fei-tzu. Esta doctrina sostiene que, por encima
de todo, está la ley (fa), pero no cualquier ley sino la Ley del Cielo. En este
sentido vemos semejanzas con el moísmo e, incluso, con el taoísmo. La diferencia
estriba en que la doctrina legalista acaba convirtiéndose en un sistema
totalitario, en el cual el soberano tiene el poder absoluto, legitimado por
seguir la Ley del Cielo, aunque si la quebranta será castigado igualmente. Con esto
se ve que el objetivo principal es mantener la armonía del Estado por medio de
rigurosas normas, a través de la fuerza (shi). Normas que seguirán la Ley del
Cielo, que se irán modificando para adaptarse a cada época y que serán
impuestas por técnicas de control administrativas (shu). Es importante que el
castigo por infringir las leyes sea duro, de modo que nadie se atreva a
violarlas, por lo tanto es un sistema intimidatorio, muy distinto de los medios
sugeridos por el moísmo o el taoísmo. Con esta última doctrina conecta en la
idea del no-actuar, en cuanto que el soberano puede practicar el wu-wei, una
vez ha logrado la paz y la armonía social, por lo demás, se podría decir que
son totalmente opuestas.
Otro rasgo a destacar de esta escuela es que consideran necesarios, únicamente,
a campesinos y guerreros, el resto de clases sociales debían de ser erradicadas.
El objetivo de ambas escuelas es muy similar, difieren en los métodos que
adoptan para ello y el resultado, por supuesto sería distinto. En una tendríamos
una sociedad unida y
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