domingo, 10 de mayo de 2015

Autoritarismo versus Utilitarismo: un breve examen del pensamiento anti-confuciano.

El acercamiento al pensamiento a Han Fei y Mozi es inevitablemente político, pero desde dos puntos de vista claramente contrarios.
En cada extremo podemos encontrar diversos enfoques de vista que han sido desarrollados por la filosofía política occidental. Autoritarismo y Utilitarismo,.
Ambos pensadores, posteriores a Confucio, anhelan romper su tradicionalismo y evolucionan de manera radicalmente diferente, dejando a un lado las abstracciones del Cielo y buscando una praxis efectiva desde dos enfoques distintos del ser humano, muy lejano a la no-acción (wu wei) taoísta y confuciana.
Su escuela, la escuela legalista y la moísta respectivamente, se oponen al “naturalismo” confuciano de la ley del cielo. Su punto de partida son los hombres, no el cielo. Nos podría recordar a Protágoras y su cita “El hombre es la medida de todas las cosas”. Son escuelas que quieren dejar a un lado los misticismos, su desarrollo se centra en lo estrictamente humano. Sin embargo ¿Cómo perciben al hombre?

La escuela legista, fundada por Han Fei, sin duda de una forma un tanto infantil: se trata de un ser guiado por premios y recompensas que precisa del firme poder de un monarca para progresar. Así pues, este sería un punto de vista más Hobessiano, que nos recordaría el poder del monarca, al poder del Leviatán, como inevitablemente necesario para el funcionamiento de un Estado. El respeto por la ley, ya no será humanista o acorde a algún tipo de orden natural. La ley está por encima de cualquier cosa.  El hombre vence al cielo. No basta el simple ejemplo. Se precisa de un gobierno firme, que imponga la autoridad. Ley, fuerza, instituciones. Esos serán los pilares de su autoritarismo. La base en su jerarquía piramidal. Su visión del mundo es mucho más dogmática, muy alejada del humanismo confuciano de “El gobierno es los hombres y no de las leyes”.
La ley, Fa, es su concepto central, pero sus leyes no son positivas. No aspiran a que las personas actúen bien, si no simplemente a conseguir que no actúen mal. El ser humano es un ser determinado por sus condiciones económicas y no sus sentimientos morales (Hume se horrorizaría de conocer este pensamiento). Esta suerte de materialismo, era también histórico, pues era pragmático, en tanto que las instituciones debían cambiar según las condiciones de cada circunstancia.

Por otro lado, Mozi se nos aparece en el extremo más benevolente: preconiza el amor universal frente a la frialdad de Han Fei. Su punto de partida es utilitarista, pero a nivel positivo, se busca el bien universal, sin importar el costo. La visión de los mohista, es siempre práctica. Consideran a Confucio, de hecho, un simple charlatán por no ser capaz de llevar a las praxis su ideario. No busca definir a la humanidad o simplemente buscar la virtud como algo abstracto, quiere llevar a cabo la verdadera búsqueda del bien para la sociedad, promulgado así mismo, desde el amor universal. En este sentido, algunos lo consideran el “primer Jesucristo”. Su praxis es severa, llegando al punto de considerar la música un gasto excesivo. Así mismo ocurre con los valores: la lealtad o la justicia son relativas al aprovechamiento social que estas lleven consigo. Su propio principio de amor universal es utilitarista: debemos amarnos unos a otros, pero no como algo abstracto o conceptual, si no porque esto hace que la sociedad funcione mejor.

En ambas posturas, claramente anti-confucianas, lo que más llama la atención es el utilitarismo como centro. En uno, desde el poder de la autoridad, haciendo funcionar lo mejor posible. En otro, buscando la fraternidad universal como eje del mejor rendimiento social. Los legistas defienden la jerarquía, mientras que los moístas serán en este mucho más igualitarios, siendo a veces vistos como los primeros proletarios según algunos comentaristas marxistas.


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